Autor: Ricardo Cano (*)
Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayoría
de sus miembros es pobre y miserable”.
–Adam Smith.
¿Por qué Adam Smith era un chairo?
¿Por qué me atrevería a afirmar que Smith era un chairo? El Colegio de México define la palabra chairo como aquella persona que defiende causas sociales y políticas en contra de ideologías de derecha, pero que se le atribuye una falta de compromiso verdadero con lo que dice defender (usualmente se usa como ofensa). Esta pude no ser la más aceptada, pero es la que emplearemos para nuestros fines.
Adam Smith nació en enero de 1723 en Escocia y es considerado el padre de la ciencia económica. Recibió una pensión vitalicia en 1767, lo que le permitió escribir su gran obra: La riqueza de las naciones. En general, la base de su teoría era la simpatía y el amor propio. Este filósofo logró, a través de un estudio científico del desarrollo económico y la prosperidad, llegar a conclusiones que podrían ir en contra de la clase que representaba, a saber: la burguesía. No obstante, los grandes industriales y algunos economistas han utilizado su teoría como estandarte para justificar atropellos para la sociedad, con base en la premisa de que Estado debería, por el bien común, actuar solo en el margen.
En el libro V de su texto, deja en claro que el Estado tiene un papel importante en la economía política y no solo en términos de equilibrio. Propone que cuando existe la propiedad se generan incentivos para dañar al otro. El beneficio –dice- de la persona que produce un perjuicio es a menudo igual a la pérdida de quien lo sufre. Esto es porque la propiedad puede generar envidia. Más adelante señala: “Cuando hay grandes propiedades hay grandes desigualdades. Por cada hombre muy rico debe haber por lo menos quinientos pobres, y la opulencia de unos pocos supone la indigencia de muchos”. En la teoría marxista el Estado se origina cuando la sociedad se divide en clases, pero podremos ver que este escocés no difiere de esta: “La adquisición de propiedades valiosas y extensas, por lo tanto, inevitablemente requiere el establecimiento de un gobierno civil”. Así, el gobierno civil presupone una subordinación. Y es que recordemos que, en su teoría, la libertad depende de que nadie esté por encima de la justicia y, entonces, no puede existir un libre mercado sin igualdad jurídica. La cuna y la fortuna, nos indica, son las causas principales de autoridad y subordinación. Este arduo estudio le permite llegar a esta conclusión: “el gobierno civil en la mediad en que es instituido en aras de la seguridad de la propiedad, es en realidad instituido para defender a los ricos contra los pobres”. También describe a los pequeñoburgueses o el proletariado aburguesado (usualmente de ideología de derecha), que no son muy ricos, pero que defienden a los más ricos para que estos últimos protejan la propiedad privada.
El Estado del siglo XVIII era diferente al estado democrático actual. Así, pues, estaba en contra del tipo de regulación que limitara la competencia y que facilitara la formación de monopolios. Para este economista, el Estado tenía el deber de educar a las personas para evitar la corrupción y degeneración de la sociedad. Para él, cuanto más instruida está la gente menos se deja engañar. Así, está menos expuesta a dejarse arrastrar a una oposición injustificada e innecesaria frente a las medidas del gobierno.
Éste, al igual que Marx, ya acusaban los males del trabajo repetitivo: “Un hombre que dedica toda su vida a ejecutar unas pocas operaciones sencillas […] pierde naturalmente su hábito de ejercitarlas (su inteligencia e inventiva) y en general se vuelve tan estúpido e ignorante como pueda volverse una criatura humana”.
En general, podemos ver que, aunque Smith representaba a una clase social burguesa, tenía pensamientos que defendían causas sociales y políticas, que establece las importantísimas tareas del Estado y no solo su actuación en el margen. También, analiza a los pequeñoburgueses y se declara en contra de las desigualdades económicas. Quizás no era un chairo hecho y derecho, pero podemos insinuar que definitivamente no estaba del lado de los grandes industriales capitalistas y que estaba en contra de las grandes acumulaciones de riquezas.
Bibliografía:
Diccionario del español (DEM) en México del Colegio de México.
Smith, Adam. 2016. La riqueza de las naciones. Alianza Editorial, S. A., Madrid.
(*) Alumno de economía y finanzas de la Universidad Iberoamericana campus Puebla Consejo estudiantil: DELTA-ECO