Opinión de Isael Pérez Olivier
Ni la visita de Claudia Sheinbaum a Tlaxcala los avispó.
Mientras apenas se secaba la tinta de los boletines de prensa que celebraban que por primera vez en varios meses, Tlaxcala superaba a Yucatán y se posicionaba como el estado más seguro del país; y a tan solo unas horas de la llegada de la presidenta de México a la entidad para darle un espaldarazo a la insostenible y repudiada administración Cuéllar, el crimen organizado exhibió la incapacidad de un gobierno rebasado por su realidad. Y es que, para dejar en claro quien manda y quien tiene el control del territorio estatal, un comando despojó a dos policías estatales de sus armas y de un radio Matra cifrado con las frecuencias policiales, en el barrio de Xitototla del municipio de Zacatelco. Ajá, se trata de la misma zona donde el Secretario de Seguridad Ciudadana Alberto Martín Perea Marrufo perdió a dos de sus elementos el pasado 8 de abril de 2024, que murieron a manos de una turba enardecida, frente a sus compañeros que nunca recibieron la orden para entrar y rescatarlos con vida.
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El crimen perfecto Ni la visita de Claudia Sheinbaum a Tlaxcala los avispó.