Con el pretexto de realizar jornadas por la paz para erradicar los actos delictivos las cuales arrancaron este miércoles en la capital del crimen, Apizaco, el Secretario de Gobierno Luis Antonio Ramírez Hernández le dio tremendo jalón de orejas al ineficiente alcalde Javier Rivera Bonilla quien no puede con el paquete ya que desde su llegada como Presidente Municipal la delincuencia se ha desbordado de manera estrepitosa.
Y es que desde que el ex PRI panista asumió el cargo como Presidente Municipal los actos delictivos han ido en ascenso de manera preocupante, al grado que el Gobierno Federal ha tenido que intervenir de manera directa para frenar la enorme ola delictiva que tiene a la población atemorizada.
Desde ejecuciones a plena luz del día, asaltos a comensales en restaurantes y taquerias, robos a casa habitación, robo de autos, asalto a transeúntes , asalto a cuentahabientes y hasta el desmantelamiento de grupos criminales que operan en esa demarcación son entre algunos actos que ya son recurrentes en ese municipio.
Incluso, han habido ejecuciones en centros comerciales entre grupos delictivos que se pelean el control de la plaza y asesinatos hacia quienes se oponen a los asaltos sin que se haya logrado la captura de los presuntos responsables porque las autoridades municipales siempre llegan tarde y no tienen capacidad para brindar seguridad a la población que se siente en indefensión total.
Aunado a lo anterior, habitantes han denunciado que el municipio ha llegado al grado de instaurar toque de queda toda vez que les ha sido condicionado el libre tránsito en las principales calles ya que representa un grave riesgo transitar por las noches.
Por lo anterior, en el marco de la referida jornada por la paz que arrancó en el municipio más violento del Estado de Tlaxcala, al que se dieron cita diversas dependencias federales y estatales para realizar actividades culturales, educativas y artísticas el Secretario de Gobierno Luis Antonio Ramírez Hernández habría dado tremendo regaño al Presidente Municipal por no poder instrumentar acciones que frenen la ola delictiva.