Por Guillermo López Mx
Tlaxcala ha sido testigo de una transición política compleja, en la cual el Partido Revolucionario Institucional (PRI) consolidó su poder durante gran parte del siglo XX a través de prácticas de control y manipulación electoral. Aunque el PRI perdió su hegemonía en el cambio de siglo, su influencia ha persistido de diversas maneras, incluso mediante la participación de sus exgobernadores y líderes en otros partidos políticos. Este artículo analiza cómo las prácticas de falsa democracia y control del poder han evolucionado en Tlaxcala, abordando el impacto de la transición democrática y el papel de antiguos líderes priístas en el sistema político actual.
Orígenes de la Falsa Democracia Electoral en Tlaxcala
Desde que el PRI consolidó su presencia en Tlaxcala, el partido adoptó un modelo de control político que aseguraba su permanencia en el poder. A lo largo del siglo XX, esta “democracia controlada” se manifestaba a través de redes clientelares que garantizaban la lealtad de las comunidades rurales y la imposición de gobernadores y líderes municipales alineados con la ideología del partido.
Los gobernadores del PRI implementaban programas de apoyo social que beneficiaban a sectores vulnerables, pero con la condición de que sus beneficiarios respaldaran al partido en cada elección. Este sistema, lejos de ser democrático, limitaba la participación de otras fuerzas políticas y consolidaba una estructura de lealtad hacia el PRI. El modelo era tan efectivo que prácticamente no había competencia real en Tlaxcala, y las elecciones se desarrollaban en un clima de manipulación que limitaba la representación genuina.
La Caída del PRI y el Inicio de la Alternancia en Tlaxcala
A partir de los años 90, el sistema priísta en Tlaxcala comenzó a enfrentar desafíos ante el creciente descontento social y las reformas democráticas impulsadas a nivel nacional. La creación del Instituto Federal Electoral (IFE) y el impulso de partidos de oposición como el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN) abrieron las puertas para una competencia más transparente.
En 1998, Tlaxcala vivió un cambio histórico cuando el candidato de oposición, Alfonso Sánchez Anaya del PRD, derrotó al PRI en la elección para gobernador. Este suceso marcó el fin de la hegemonía priísta y abrió la puerta a la alternancia. Sin embargo, aunque el PRI había perdido el control absoluto, muchos de sus líderes y exgobernadores comenzaron a ejercer influencia en otros partidos o regresaron al poder en coaliciones que incluían al PRI, manteniendo sus redes y prácticas políticas.
La Influencia de los Exgobernadores Priístas en Otros Partidos Políticos
Con el declive de la hegemonía del PRI en Tlaxcala, varios de sus exgobernadores y figuras importantes optaron por integrarse a otros partidos o formar alianzas con nuevas fuerzas políticas. Esta estrategia no solo les permitió mantenerse activos políticamente, sino también influir en la dinámica electoral del estado. Los exgobernadores y líderes del PRI, conocidos por su experiencia en las estructuras de poder, encontraron en otros partidos la posibilidad de extender su influencia y adaptarse a un entorno de mayor competencia.
Alfonso Sánchez Anaya: Exgobernador de Tlaxcala y miembro del PRI, Sánchez Anaya fue uno de los primeros en romper con el partido y sumarse al PRD. Su victoria en 1998 representó el inicio de la alternancia, pero su administración mantuvo ciertas prácticas clientelares propias de su formación priísta. Tras su paso por el PRD, Sánchez Anaya se unió a otros movimientos políticos y, en algunos casos, formó alianzas con el PRI y Morena, demostrando su habilidad para adaptarse y mantener su influencia.
Beatriz Paredes Rangel: Aunque su participación en la política nacional ha sido más visible, Paredes, exgobernadora de Tlaxcala y figura histórica del PRI, también ha jugado un papel en la política estatal. A través de sus redes, Paredes ha logrado mantener una base de apoyo que, en distintas ocasiones, ha influido en las candidaturas del PRI y otros partidos, incluyendo el PAN y Morena, reflejando cómo los antiguos líderes priístas buscan adaptarse al panorama de alianzas.
Mariano González Zarur: Exgobernador priísta que gobernó Tlaxcala entre 2011 y 2016, González Zarur fue un actor clave en la política estatal y mantuvo una estrecha relación con figuras políticas de otros partidos. Tras su administración, su familia y colaboradores han continuado participando en elecciones y alianzas estratégicas, lo que ha asegurado que la influencia priísta persista, incluso en coaliciones multipartidistas.
Lorena Cuéllar Cisneros: Aunque inició su carrera en el PRI, Cuéllar eventualmente se unió a Morena, partido por el cual ganó la gubernatura en 2021. Su trayectoria ilustra cómo muchos priístas han optado por Morena como una vía para alcanzar el poder, adaptando las prácticas tradicionales del PRI a la nueva estructura política del partido de López Obrador. La llegada de Cuéllar al gobierno refleja cómo la cultura política del PRI se ha mantenido en Tlaxcala, incluso bajo el estandarte de un partido distinto.
Prácticas Priístas en la Era de la Democracia Electoral
A pesar de la alternancia y la aparición de nuevos partidos, muchas de las prácticas de control electoral del PRI se han mantenido vigentes, aunque bajo nuevas formas y en partidos distintos. La compra de votos, el uso de programas sociales para coaccionar el voto y la manipulación de recursos estatales son tácticas que continúan presentes en Tlaxcala. Estas prácticas no solo demuestran la persistencia de la cultura política priísta, sino también el arraigo de métodos que buscan asegurar el control político a pesar de las exigencias de una democracia más participativa.
La incorporación de exgobernadores y antiguos líderes priístas en otros partidos ha permitido que estas tácticas sigan vigentes. La presencia de antiguos priístas en Morena, el PAN y el PRD ha sido significativa, y muchos de ellos aplican sus conocimientos en redes clientelares y manipulación electoral para ganar influencia en el escenario actual.
La Democracia en Tlaxcala en Tiempos Recientes: ¿Realidad o Simulación?
En la actualidad, Tlaxcala vive una aparente democracia electoral en la cual los votantes tienen la oportunidad de elegir entre diferentes partidos. Sin embargo, la presencia de antiguos líderes priístas y sus prácticas clientelares cuestiona la autenticidad de esta democracia. A pesar de que Morena es ahora el partido predominante, muchos de sus líderes y representantes son expriístas que continúan utilizando las tácticas de control político aprendidas durante sus años en el PRI.
Esta situación ha generado un ambiente en el cual la competencia electoral no siempre es justa ni transparente. Aunque la alternancia es real y los partidos de oposición tienen una mayor presencia, el sistema electoral de Tlaxcala sigue influenciado por una cultura política que permite la manipulación del voto y el uso de recursos públicos con fines políticos. Esto plantea una pregunta importante sobre la calidad democrática en Tlaxcala y si realmente se ha logrado una transición hacia una democracia participativa y justa.
Finalmente
La evolución de la democracia electoral en Tlaxcala, desde la hegemonía del PRI hasta la actualidad, revela una compleja red de influencias y prácticas heredadas que cuestionan la autenticidad del sistema democrático. Aunque el PRI perdió su monopolio, su legado persiste a través de exgobernadores y líderes que han encontrado en otros partidos la oportunidad de seguir influyendo en el poder. En este contexto, Tlaxcala enfrenta el desafío de construir una verdadera democracia en la que los votos sean libres de coacción y en la que los partidos puedan competir sin prácticas clientelares heredadas. La democratización completa del estado sigue siendo una meta pendiente que requerirá un cambio profundo en la cultura política de Tlaxcala.