Como diputado local fue uno de los más opacos ya que no pudo ni administrar los recursos del Congreso local.
El candidato al gobierno del estado por el Partido Redes Sociales (RSP), Juan Carlos Sánchez García (SAGA), ha pregonado que uno de sus principales objetivos es acabar con la corrupción y el incorrecto manejo de recursos públicos.
Sin embargo, en la realidad ha demostrado que se conduce con opacidad y aprovechando recursos públicos para jalar agua para su molino.
Muestra clara es que durante el sexenio encabezado por Héctor Ortiz Ortiz fue uno de los empresarios que más contratos de obra obtuvo, los cuales obtuvo bajo argucias para evadir las licitaciones o en adjudicaciones directas, sin importarle la transparencia y legalidad.
Fue en el sexenio orticista donde amasó la mayor parte de su fortuna en bienes muebles inmuebles.
Otro de los ejemplos de la mínima transparencia con la que se conduce el ahora candidato al gobierno del estado quien usa un pseudonimo de ropa interior de caballero, fue su actuar como diputado local de la LXII legislatura, a la cual llegó bajo las siglas del Partido Acción Nacional (PAN).
En su gestión como diputado el SAGA fue electo como presidente del Comité de Administración, sin embargo, hubo diversas acusaciones de un manejo opaco y fuera de norma de los recursos de ese Poder, los cuales se realizaron en tribuna.
Los principales señalamientos fueron que no brindó informes claros y precisos del manejo de recursos económicos, lo que generó desconfianza de posibles desvíos de recursos en contubernio del ex diputado priista Mariano González Zarur, quien en todo momento cubrió las irregularidades cometidas.
Muestra de ello es que durante la remodelación del Palacio Legislativo realizada en la recta final de la LXII legislatura, contrató a la empresa poblana Urbaniacks que fue la encargada de ejecutar las obras de remodelación del edificio, cuyo contrato fue firmado por Araceli Cervantes Espinosa, por parte de la constructora; por el ex diputado Arnulfo Arévalo Lara, en su momento presidente de la mesa directiva del Congreso; y Juan Carlos Sánchez García, ex presidente del Comité de Administración.
En su momento la vaguedad con la que se condujo SAGA fue evidenciada, pues actuó en contubernio con el priista Mariano González Aguirre, ya que negaron dar a conocer los pormenores y las condiciones de las obras de remodelación del edificio que alberga al Palacio Legislativo.
La información únicamente se dio a conocer por los medios de comunicación que accedieron al contrato firmado con la empresa poblana, que autorizó a la empresa Urbaniacks la subcontratación de los trabajos y obligó a la firma “a no divulgar la información proporcionada para la ejecución de los trabajos”.