Rosa Acosta
Diputada Mastranzo alecciona sobre lo feo que es la discriminación mientras está parada en un palacio legislativo cuyas remodelaciones y políticas fifí discriminan al pueblo.
Porque hasta en la podredumbre hay niveles, con sanitarios para público cerrados, un elevador supuestamente para personas con capacidades diferentes que curiosamente es de uso exclusivo de personas rimbombantes, paredes que cortan la accesibilidad y hacen toda una odisea llegar a las guaridas adornadas de los legisladores, se tocó el tema de la discriminación.
Con una viga en el ojo la diputada por el partido Movimiento de Regeneración Nacional buscaba quitar la paja ajena de sus compañeros legisladores y de los asistentes sin embargo como ya es un hecho su manera de hablar en público como el de maestra mal pagada de la vieja escuela le jugó chueco una vez más y las huestes del congreso la dejaron en visto porque no la pelaron, los saluditos, el chisme y el servicio de bocadillos a las mesas resultaban más interesantes que ponerle atención ni sus compas del partido se atrevieron a poner el ejemplo, dejándola sola a su suerte con su tema y así como si hubiera escupido al cielo, terminó embarrada de discriminación.
Comenta que los orígenes de una persona, su género, el tener o no capacidades diferentes, las preferencias sexuales, no son pretexto para discriminar a nadie, sin embargo nunca mencionó el nivel económico y por esa clase de detalles, los de abajo, los jodidos son la gran mayoría menos representada por esta crema de enjuague denominada servidores públicos.
Abrigada por el efecto AMLO niega e ignora la situación de las mujeres en el estado, siendo ella de uno de los municipios más famosos por la desaparición y la explotación sexual de mujeres niñas, no ha proclamado postura de las desapariciones de niñas en su municipio y como MORENA no ve por la situación de latente peligro de las mujeres, pues la diputada no tiene porqué hacerlo tampoco, discriminando a las mujeres, total con sus discursitos y paseadas con los congéneres de cultura federal y sus cafesitos y galletitas en las sesiones es discriminadamente feliz.