Rosa Acosta
Llegar al Centro de Salud Urbano de Tlaxcala antes del amanecer en donde ya hay fila en la reja del estacionamiento para que al filo de las seis de la mañana los de vigilancia e intendencia se apiaden de los enfermos y les den acceso a la sala de espera donde toca sentarse a esperar a que den las siete treinta de la mañana no es nuevo.
A esa hora es en la que llega una señora bien vestida, perfumada, con excesivo maquillaje y de muy mal humor para dar fichas y te envíe a la casilla de archivo (en caso de preguntar, si no, estás por tu cuenta), esperar a que llegue la persona encargada, rogando que sepan buscar tu expediente médico y que no lo hayan perdido porque de ser el caso te enviarán sin importar tu condición médica a sacar copias de lo que se haya perdido o faltado.
Para eso hay que cruzar la Avenida Politécnico a ver si pura suerte está abierta alguna papelería y tienen copias, -y eso si-, pobre de aquel que se queje porque será llevado a la oficina del director de la clínica quien pedirá que expliques el motivo de tu queja.
Si te muestras inconforme te recordará que él tiene amigos en gobernación y puede que te los presente en la calle a ver quién puede más, de mala gana escucha tu queja y logras salir de la oficina del Director para que den las nueve y media, hora en la que comienzan a llegar los doctores y puedas ser llamado a consulta.
La calidad de la consulta depende del azar, puede que te toque alguna de estas situaciones, un doctor que finge que escucha mientras revisa su celular, otro doctor que te recete un medicamento que está descontinuado desde 1978 (así es una medicina descontinuada desde hace 30 años) o un ginecólogo que te hace una exploración de mama sin usar guantes porque no hay recurso. Para terminar yendo a farmacia e igual a rezar porque tengan la medicina, todo esto para liberarte de ese recinto a eso del mediodía.
Si tienes la mala suerte de estar muy enfermo y necesitar estudios, debes ser paciente porque hay una espera mínima de un mes, lo que significa que debes vivir en la ignominia sobre tu estado físico hasta que te realicen los estudios o hacer caso a la recomendación del doctor quién pide que te hagas los estudios por tus propios medios.
Tal parece que estar enfermo es un crimen en el estado, los malos tratos, la tardanza, la falta de empatía de parte de la burocracia y el cuerpo médico del Centro de Salud Urbano del estado de Tlaxcala te hacen sentir miserable, como si fuera molesto tener que servir a los pacientes y no entendieran que precisamente por evitar el maltrato y el perder medio día en filas y turnos, los pacientes tienden a ir en su mayoría cuando se encuentran muy graves.
Desgraciadamente esto parece un círculo vicioso, por una parte los médicos y trabajadores se quejan de la falta de recursos y de las terribles condiciones es las que deben trabajar y por otra parte están los pacientes que llegan para saber qué tienen y que les quiten el dolor, sintiéndose tan mal que soportarán cándidamente los abusos con tal de recuperar su salud.