Autor: Enrique Gasga Ventura
Históricamente Tlaxcala ha sido un laboratorio electoral del país; ha sido un estado donde ya han gobernado las tres principales fuerzas políticas a nivel nacional; ha sido de las primeras entidades gobernadas por coaliciones; y un estado con una movilidad constante en las simpatías hacia determinado partido o coalición, situación reflejada en el impacto generado por las encuestas presidenciales; de ahí que en Tlaxcala en la presente contienda presidencial esto ha derivado en una ventaja importante de MORENA sobre sus adversarios; pero la movilidad de las encuestas después del debate presidencial redujo dicha ventaja favoreciendo al Frente encabezado por Ricardo Anaya, y cuyo impacto en Tlaxcala seguramente se podrá ver en los próximos días a favor de la alianza PAN-PRD-MC-PAC.
En febrero pasado en el artículo que titulé: “Crónica de la caída anunciada de López Obrador”, comenté que si López Obrador se mantenía en el limbo, es decir, había llegado a su límite de crecimiento esto era muy riesgoso para él; y es que cuando un candidato llega a esta situación empieza a ser vulnerable pues lo normal es que empiece a bajar en las preferencias electorales; ya que a ningún elector le gusta un candidato que no ofrezca más cuando apenas va a la mitad de su campaña.
Esto aunado al resultado adverso del primer debate presidencial que evidenció la pobreza de propuestas de Obrador indudablemente le iba a traer como consecuencia una disminución en la ventaja; esto se puede constatar con las más recientes encuestas presidenciales como la de Gea-Isa que pone al candidato de la coalición “Por México Al Frente”, Ricardo Anaya a sólo cinco puntos de distancia del candidato de MORENA; es decir la brecha se está cerrando.
En el caso de Tlaxcala el electorado se ha visto muy voluble en cuanto a su preferencia hacia algún candidato o partido; “muera el rey, viva el rey”, tal vez este dicho refleje la visión del electorado de la entidad que hoy apoya a los priistas, mañana a los perredistas y pasado mañana a los panistas o a los morenistas.
En este sentido, es que las simpatías generadas por López Obrador durante el año pasado y los primeros dos meses de 2018 en todo el país se exacerbaron ostensiblemente en Tlaxcala; sin embargo en la segunda parte de abril y en lo que va de mayo de este año, la movilidad en las encuestas empieza a afectar a López Obrador a quien parece que el discurso se le ha terminado; y de no cambiar sus estrategias de campaña lo cual se ve muy difícil que haga, entonces esto podría ir bajando dichas simpatías de aquí al primero de julio lo que pondría en un claro riesgo su posible triunfo.
Y aún faltan dos debates presidenciales que pueden empujarlo cada vez más hacia abajo en las preferencias del electorado, y ante lo cual se pueden esperar dos escenarios: Uno, que Ricardo Anaya obtenga dos puntos en cada debate, pues es lo que obtuvo después del primer debate, y con ello alcance un empate técnico con Obrador a unos días de la elección, o que José Antonio Meade logre (lo que parece muy difícil), imponerse en el debate y suba junto con Anaya algunos puntos; pero de cualquier manera meten en problemas a Obrador.
En Tlaxcala los candidatos federales de las distintas coaliciones están haciendo su campaña; pero el enorme bombardeo publicitario de las campañas presidenciales no ha dejado ver qué candidata o candidato está haciendo mejor campaña; aunque por lo pronto parecen verse más las mujeres, sin embargo de seguir así las cosas las estructuras de cada coalición tendrán que hacer la diferencia.
Sin embargo, habrá que poner atención a la movilidad que se está dando en las encuestas presidenciales en donde Ricardo Anaya se acerca cada vez más a López Obrador; y lo cual en el caso del estado de Tlaxcala de seguir así las cosas se aproxima un repunte en las preferencias del electorado a favor de la coalición PAN-PRD-MC y de facto el PAC; y una vez iniciadas las contiendas locales la tendencia podría ser la misma.
Hoy el factor tiempo es el enemigo más poderoso de los candidatos; parece que las elecciones, ya están a la vuelta de la esquina; pero dadas las circunstancias que día con día se están generando: los cambios en la estrategia de campaña de Anaya y de Meade, los próximos debates presidenciales; la continua guerra mediática y los intereses externos que influyen en las campañas; todo esto puede resultar en una elección cerrada.
Como lo refirió en sus palabras el propio presidente del INE Lorenzo Córdova: “el INE hoy está partiendo de la premisa de que lo que puede ocurrir la noche de la elección es que no se podrá definir con claridad un ganador”, dijo –independientemente si le correspondía o no decirlo por ser el árbitro electoral, y por lo que ya está recibiendo las críticas por su innecesario atrevimiento-, sin embargo la realidad es esta, y a escaso mes y medio de que se celebren las elecciones aún nada está escrito.