El evidente repudio ciudadano a la gobernadora Lorena Cuéllar y su servil funcionario

Raúl Contreras Flores

El repudio de amplios sectores sociales hacia la gobernadora Lorena Cuéllar es real e inocultable, así lo refiere la infinidad de comentarios negativos que se leen en las benditas redes sociales en respuesta a la información oficial que publicitan diferentes medios, o bien, a los mensajes o videos aparecidos en las redes del gobierno del estado o de la propia mandataria estatal.

De poco le sirve a la neomorenista que personal a su servicio elimine de inmediato los duros comentarios que reprueban su errónea administración, ya que en los hechos ha tenido que enfrentar, cara a cara, los justos reclamos de una sociedad ávida de ser atendida en asuntos tan lacerantes como lo son la inseguridad, la falta de justicia, la impunidad, el galopante nepotismo y la corrupción imperante en prácticamente todas las áreas de su gobierno, aunada a la manifiesta incapacidad o indolencia de los miembros de su gabinete legal y ampliado. Exasperante escenario al que se suma la insensibilidad mostrada ante el dolor y sufrimiento de ciudadanos que han tenido el infortunio de enfrentar graves emergencias, entre éstas los incendios, las explosiones o la falta de medicamentos y/o equipamiento médico; además de la tardía atención a temas de feminicidio o la continua desaparición de personas.

Un gobierno de oropel, ególatra, de simulación al que funcionarios lacayos pretenden salir a “defender”. Pero no, no se equivoque usted, secretario de Educación Pública del estado, Homero Meneses Hernández, nadie quiere “dividir” nada ni “sacar raja política de la tragedia”, tal como lo afirma en sus redes sociales en referencia al devastador incendio forestal que se vivió en estos últimos días en el cerro San Gabriel, municipio de Atltzayanca. Pretender establecer un parangón con los ataques lanzados en contra del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, a propósito de lo sucedido con el paso del huracán Otis en la ciudad de Acapulco, Guerrero, es una soberana aberración. Ese “pequeño grupo”, como despreciativamente le llama, no quería confrontar a nadie, sólo exigían con todo derecho a la gobernadora ser atendidos dada la magnitud del siniestro que ya tenía varios días de haber iniciado; le reclamaban con justa razón a la jefa de usted su tardía aparición y la lenta respuesta gubernamental al voraz incendio que acababa con la flora y fauna de la región, además de amenazar la vida de los pobladores junto con sus pertenencias. El dolor, el sufrimiento y la tragedia no tienen partido político.

Tampoco era la “derecha” ni los conservadores quienes amplificaban “el hecho con fines políticos”; esos “actores”, usted lo sabe muy bien porque también lo ha alentado, sea por comisión u omisión, ya forman parte de las filas “morenistas”, ahora son “militantes distinguidos” de su partido, sus “camaradas”. Otros “derechosos y conservadores” se encuentran en el Congreso del estado, levantando el dedo alineados a los designios de la titular del Ejecutivo estatal, en efecto, los “opositores” por conveniencia.

No obstante, tiene usted razón cuando señala que hace falta mucha información, pero información real, no falsa, no la que sale del área de comunicación social del gobierno del estado y los medios a su servicio.

Como buen militante de “izquierda” que dice ser, su librito de cabecera lo lleva a plantear que la “unidad y organización popular” es la que puede lograr la “verdadera transformación”. Eso es justamente lo que se necesita en Tlaxcala, “unidad y organización popular” para echar a un lado a todos los oportunistas y arribistas que bajo la sombra del ex presidente López Obrador llegaron a adueñarse de los cargos públicos para saquear el erario a nombre de la “democracia” y la “Cuarta Transformación”. Llegaron a cambiar todo para que todo siguiera igual, o peor aún, tal como es su caso, por ejemplo, con las observaciones de cifras millonarias con las que ha sido objetada su gestión al frente de la SEPE-USET, tanto por la Auditoría Superior de la Federación como por el Órgano de Fiscalización Superior. Sin olvidar los señalamientos de la presunta venta de plazas, los movimientos coercitivos del personal de la dependencia a su cargo, y el acoso laboral y sexual existente tanto en oficinas centrales como en planteles escolares de diferente nivel educativo.

Por eso es muy importante que hoy, con “trabajo colectivo y conciencia social”, la ciudadanía se manifieste en las redes sociales con toda intensidad, que las redes se inunden con mensajes enviados a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en “La Mañanera del Pueblo”, denunciando los abusos y arbitrariedades que el gobierno lorenista comete en contra del pueblo tlaxcalteca. Es hora de actuar, hacer la pasividad a un lado y pasar a la acción ciudadana ante la ausencia de una oposición seria, responsable, propositiva y constructiva.

Vale retomar sus últimas palabras, secretario: “La emergencia exige lo mejor de nosotros, no lo peor”.

Y Tlaxcala lo merece, ¿no le parece, señor secretario?