El deudor Héctor; Save Tulio; (in) seguridad

Mario Alberto Macías Palma

El deudor de Tlaxcala.

“Amor con amor se paga”. Por la facilidad con la que se expresan, las frases de amor se desgastan.
Así también “las promesas se las lleva el aire” y como “no hay tiempo que no se llegue, ni plazo que no se cumpla”, hoy que AMLO se va diremos que “el tiempo es el mejor juez”.

Ya no se podrá debatir que con Andrés Manuel López Obrador como presidente de la República a Tlaxcala le tocaría una época extraordinaria en el sentido de recursos públicos, obras, seguridad o evolución política porque ya se cumplió su plazo y perdió su oportunidad.

En recursos públicos, en los tres primeros años disminuyó el presupuesto federal para nuestro estado; algo que está registrado.

En obras públicas… ninguna extraordinaria, ni siquiera los “pedacitos” de autopista faltantes en Calpulalpan y Tequexquitla, que hubieran sido centavos en el presupuesto de la nación, por ejemplo.

En seguridad, ¡menos!, pudo haber metido en cintura a su titular de Seguridad Ciudadana, Rosa Isela Rodríguez, y evitar que impusiera a la gobernadora secretarios de seguridad a presuntos delincuentes, a inútiles, a miedosos o a mafiosos. Los resultados están a la vista aquí.

En política, umm:

Gobernadora priista; senador priista y reelecto; dedazo en candidaturas; enajenación del partido Morena al Poder local; vicios a cambio de sometimiento legislativo; aliento a castas políticas para poner alcaldes; orfandad a huestes izquierdistas leales; desoír clamor de corrupción, etc.

No se niega los alcances y beneficios a la población, ni su valentía de enfrentar a Poderes fácticos, con sus contradicciones, pero acertada decisión de sacudirlos, la repartición de recursos, su enorme Poder y “colmillo” político para aplastar a la oposición y perpetuar a la cuarta transformación.

Pero a Tlaxcala le quedó a deber y sólo fue promesa eso de que le pagaba con amor el amor electoral que Tlaxcala le dio en 2018 al ser el segundo estado con más votos.

Al contrario, sólo ahondó el estigma de un Tlaxcala atrasado y marginado, rural e introvertido, pues repetía una y otra vez que:
“Todo hombre tlaxcalteca trabajaba su parcela, mientras la mujer dentro de casa hilando con el telar”.

No hablaba del Tlaxcala de hoy, o no lo conoce en realidad.

El Peje se va; pero aquí es un deudor.

Esgrima:

CUANDO HÉCTOR SALVO A TULIO DEL MANICOMIO

Ahora que se hace honores en el aniversario luctuoso de quien fuera un gobernador tlaxcalteca sui generis, el licenciado Tulio Hernández Gómez, aquí una lamentable anécdota.
Una familia de Tlaxcala visitaba “El Batán” -hospital siquiátrico ubicado en Cholula, Puebla- cuaando se encuentran con el exgobernador…

-¿Tulio? ¿Qué haces aquí?

-¡Ayúdenme! Me trajo mi hija, pero yo estoy bien, me cae que estoy sano, pero ella me metió aquí, creo que se quiere quedar con mis cosas…

-¡Que poca!, no se vale, no te preocupes vamos a decirle al gobernador, sí te ves bien para estar encerrado en este lugar.

Regresaron y más pronto que rápido, acudieron a ver al mandatario Héctor Ortiz Ortiz para ponerlo al tanto.

Don Héctor, ni tardo ni perezoso -indignado- mandó llamar a quien era una subordinada en alguna dependencia del gobierno estatal, para reprocharle…

-Oiga licenciada, es su padre, como es que lo llevó al manicomio…

-Es que gobernador, usted no conoce a mi papá, ya está imposible, no se le puede ya cuidar, cuando menos lo pensamos se pierde y eso es más peligroso… -se escudó la acusada-

-No lo vamos a permitir, la llamé para que firme la autorización para sacarlo del Batán, de lo contrario ¡yo la meto a usted a la cárcel!, -espetó colérico el entonces gobernador-

Y, bueno, así fue como Héctor salvó a Tulio del “manicomio” en una suerte de cofradía entre gobernadores de Tlaxcala, tal vez por alguna oportunidad en tiempos mozos de Ortiz Ortiz o, por el respeto e identidad de tan alto cargo.

Estocada:

(IN) SEGURIDAD

Hablando en refranes, como sabiamente dicen que “dichos de viejitos son evangelios chiquitos”, diremos que:

En materia de seguridad pública en Tlaxcala, el argumento de que somos “El estado más seguro” con un país en caos, con una severa crisis de inseguridad, la conclusión es:

“Mal de muchos… consuelo de tontos”.

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