Raúl Contreras Flores
Los comentarios vertidos en esta columna de opinión no tienen nada que ver con los pobladores de San Vicente Xiloxochitla que, generación tras generación, se han dedicado por décadas a la preparación y venta de los tradicionales tacos de canasta. Gente noble y trabajadora que lo único que se les desea es que tengan éxito en su diaria actividad comercial, en muchos casos, el único sustento de su economía familiar, aunque para ello tengan que recorrer grandes distancias, incluso tener que trasladarse a estados circunvecinos.
Lo cuestionable del asunto es que la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, insista en tender “cortinas de humo” con el propósito de pretender ocultar la realidad y desviar la atención de los tlaxcaltecas de los graves problemas de inseguridad que enfrenta la entidad, expresada con la presencia de grupos criminales o “bandas transgresoras de la ley”, como le gusta llamarles el marino Alberto Perea Marrufo, séptimo titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del gobierno lorenista, que ha derivado en el aumento de homicidios dolosos; aparición de cuerpos humanos sin vida con signos de violencia o descuartizados; narcomenudeo; feminicidios; personas no localizadas, en su mayoría mujeres de diferente edad; robo de hidrocarburos; enfrentamientos con armas de fuego; robos y asaltos en la vía pública, comercios, cajeros automáticos y en domicilios particulares; extorsión, en su modalidad de cobro de derecho de piso; robo al transporte de carga; así como la siempre negada trata de personas y migrantes.
Desgraciadamente esta es la realidad que se vive a lo largo y ancho del territorio tlaxcalteca, la tranquilidad que por largos años se vivió en esta hermosa tierra de Xicohténcatl quedó muy atrás. Por mucho que se repitan, los números oficiales no muestran la cruda realidad, ya que un elevado número de delitos quedan sin ser denunciados a causa de la enorme desconfianza que la ciudadanía tiene respecto a la actuación de las autoridades encargadas de impartir justicia, en donde se presume existe corrupción e impunidad.
Escenario fatal donde no existe autoridad alguna que intente siquiera poner freno a la delincuencia organizada y vele por la seguridad de las miles de familias que lo único que desean es vivir en paz y armonía, trabajando de manera honesta en diferentes actividades como lo han hecho en toda su vida. Porque así es el pueblo tlaxcalteca, honesto y trabajador.
Sin embargo, por medio del espectáculo, la farándula, la presentación de torneos internacionales de algunos deportes, de imponer récords Guinness y la entrega de reconocimientos a determinados personajes, Cuéllar Cisneros pretende “vender” la imagen de una Tlaxcala que sólo existe en su imaginario, en el de su círculo cercano y en la gran cantidad de plumas que tiene a su servicio para publicitar ese mundo de ensueño, de fantasía, aunque teñido de rojo.
Y, ahora que el pasado domingo, al pie del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México se acaba de imponer un nuevo Récord Guinness con la preparación de más de 30 mil tacos de canasta de 186 diferentes sabores, cabría preguntarse si esto contribuirá a disminuir los índices de violencia y el huachicoleo que existe por aquella zona.
Imponer un Récord Guinness no significa recibir premio económico alguno, simplemente es obtener un reconocimiento a nivel mundial. En esta lógica, ¿para qué llevarse el evento a la Ciudad de México?, ¿acaso no era más rentable para las familias que se dedican a esta actividad culinaria organizarlo precisamente en el sitio en el que fueron creados los tacos de canasta?, ¿no pensó Lorena Cuéllar y su equipo de asesores que era el momento ideal de dar a conocer al mundo la existencia de San Vicente Xiloxochitla, su aporte a la gastronomía tlaxcalteca y el entorno cultural e histórico que lo rodea?, ¿qué beneficios reales, medibles, cuantificables le va a generar a la población de San Vicente Xiloxochitla haber impuesto ese récord?, ¿existirá algún proyecto integral que contemple la construcción de un mercado gastronómico digno para recibir a los visitantes?, ¿habrá mejoras para la comunidad?
Las “cortinas de humo” también tienen fecha de caducidad, y apenas estamos llegando a la mitad del sexenio.