Brissa Montero
Autoridades del Estado de Puebla advierten que más del 40% de la carne de res y cerdo que consumen los poblanos proviene de rastros clandestinos en Tlaxcala.
Derivado de la incapacidad de las autoridades estatales de salud en Tlaxcala, el Gobierno poblano alertó que desde el pasado mes de octubre del 2023, la Coordinación Estatal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (COEPRIST) desdeñó tomar cartas en el asunto pues la opacidad y corrupción que prevalece en esa dependencia ponen en riesgo la salud poblana por la venta de carne que consumen y se presume está contaminada.
Lo anterior se dio, después de la alerta sanitaria emitida a inicios de este mes de marzo por parte de la Secretaria de Salud de Tlaxcala con respecto a la propagación del síndrome Guillan Barre, por el consumo de carne contaminada en el municipio de Santa Cruz Tlaxcala lo cual desencadenó en múltiples denuncias ciudadanas por la evidente corrupción, opacidad y poco interés de COEPRIST.
De acuerdo a la información que medio poblanos han difundido, el área Industrial de Abastos Puebla, elaboró una investigación y detecto que de las 43 mil toneladas de res y 183 mil toneladas de cerdo que se comercializan en la región casi el 40 por ciento provienen de rastros clandestinos de Tlaxcala.
Así lo reveló Joakim Eugenio Téllez Samperio, titular del organismo público descentralizado, quien explicó que también que han hecho patrullajes médicos veterinarios especializados, y han detectado que hay rastros clandestinos principalmente en municipios aledaños del estado de Tlaxcala que operan con la complacencia de las autoridades de salud tlaxcaltecas.
Es de hacer mención que la Coeprist en Tlaxcala tiene su último registro de haber intervenido desde el 2014, para la regulación de los rastros clandestinos y a pesar de que se tiene conocimiento de la operación de esos lugares ilegales, ubicados en Tlaxcala y en el municipio de Apizaco donde sacrificaban ovinos denominado “Las Carmelitas” y otro ubicado en la comunidad de Jesús Acatitla municipio de Panotla, se sacrificaban porcinos y bovinos esto según declaraciones del entonces encargado del despacho de la Coeprist Ignacio Ramírez Sánchez.
Las declaraciones del ex funcionario alertaron a la población además de que provocó la preocupación de las autoridades poblanas pues este último sitio sigue en funcionamiento, sin ninguna medida de higiene y mucho menos de control sanitario.
Incluso, las autoridades de salud les ha desinteresado frenar la operación de esos centros cárnicos, debido a la aparente corrupción que prevalece en esa dependencia estatal en donde no existe control sanitario por lo que se comercializa la venta de carne de animales con enfermedades como son la brucelosis y tuberculosis, esta última es una enfermedad infecto–contagiosa de curso crónico y progresivo que afecta al ganado bovino, es provocada por una bacteria llamada Mycobacterium bovis que guarda estrecha relación con las bacterias causantes de la tuberculosis humana y aviar.
En consecuencia, y debido a la cercanía con rastros ilegales en el estado de Tlaxcala según las estadísticas antes mencionadas, advirtieron que la carne que se consume en la ciudad de Puebla un alto porcentaje del producto cárnico proviene de rastros clandestinos.
Por lo anterior, se hace necesario que las autoridades sanitarias en Tlaxcala realicen a la brevedad una revisión y poder clausurar los rastros antes mencionados, ya que después de haber pasado por una pandemia de Covid 19 y una alerta sanitaria por el síndrome Guillan Barré, la población reclama su intervención inmediata para tener la certeza de que los productos cárnicos que consumen tengan un control sanitario y así evitar daños a la salud pública de ambos estados.