Raúl Contreras Flores
Los ataques instrumentados en contra de periodistas, funcionarios públicos estatales y un aspirante a ocupar un cargo de elección popular, ocurridos en el marco de la conmemoración del 8M en la ciudad de Tlaxcala, tienen diferentes connotaciones que bien vale la pena comentar.
Casualmente, en el caso de los comunicadores exhibidos se encuentran al menos dos, cuyo trabajo de investigación periodística ha servido para cuestionar severamente el desempeño del gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros desde su inicio. Con argumentos, cifras y datos concretos han hecho público el desastre por el que transita la administración de la ex priista; situación que ha provocado un profundo malestar en la mandataria, más aún porque la información difundida no ha sido posible desmentirla ni revertirla, a pesar de tener sometidos a una gran cantidad de medios a su servicio, incluidas las dirigencias de las diferentes agrupaciones de periodistas, para quienes las palabras “solidaridad” y “compañerismo” no existen ni en el diccionario.
En este “paquete” de periodistas exhibidos, “inexplicablemente” aparecen otros que, de una u otra forma, han tenido o tienen convenio con el gobierno del estado, lo que entonces hablaría probablemente de un “ajuste de cuentas” de parte de quienes han estado al frente de la coordinación de comunicación social, quizá los “moches” dejaron de fluir, y que mejor oportunidad para “sacarles sus trapitos al sol” a los incumplidos comunicadores.
Razón por la cual es necesario insistir, una y otra vez, en transparentar, hacer del conocimiento público los convenios que tiene el gobierno con todos los medios de comunicación.
Ahora, si las acusaciones publicadas tienen fundamento, quienes pegaron las copias en papel bond o colocaron las lonas, ya se tardaron en interponer denuncias penales ante las instancias correspondientes y exigir justicia pronta y expedita.
En el caso de los funcionarios estatales, en donde aparece la imagen del ahijado de la gobernadora, el mismo que gracias a una reforma constitucional promovida por su madrina y aprobada vía Fast Track, actualmente ocupa la Secretaría de Gobierno, la lectura que se le puede dar a su exhibición no es otra mas que se trata de “fuego amigo”. El proceso electoral que se vive al interior de las filas morenistas tlaxcaltecas empezó a arrojar saldo rojo con cientos de aspirantes que han visto rotos sus sueños e ilusiones de pasar a formar parte de la casta política divina, por lo que el cambio de chaqueta comenzó y algunos han optado por emigrar al partido del tucán, y ahora, envueltos en auras “ambientalistas”, se encuentran a la espera de que ocurra un milagro para que puedan seguir viviendo del erario; aunque el rencor ya quedó sembrado.
Incomprensible e innecesaria la lona de quien aspira a ser candidato a la presidencia municipal de Apizaco, quien hasta este momento ha estado fuera de escándalos familiares o por lo menos éstos no se han hecho públicos.
A todo esto, circula en redes sociales un video en el que se observa a un grupo de mujeres comandadas, paradójicamente en un icónico 8M, por un torvo sujeto con el rostro semicubierto con un paliacate, quien les da instrucciones en dónde deben colocar las lonas de las personas acusadas.
Sujeto que podría ser plenamente identificado con el apoyo de la tecnología de punta con la que se presume cuenta el C5i, sólo es cuestión de que exista voluntad política de la gobernadora para esclarecer la intromisión de este provocador en la marcha de mujeres para proceder en su contra, puesto que ejerció violencia en contra de una mujer reportera y su labor informativa. Del papel del pastor Víctor Manuel Ávila, mejor ni hablamos, ya que lo suyo se limita a enviar felicitaciones a su patrona en todo lo que hace y dice, vía redes sociales.
En varios espacios periodísticos se ha mencionado insistentemente la responsabilidad directa en estos deleznables hechos de una mediocre ex funcionaria de la coordinación de comunicación social, aunque, debido a sus propias limitaciones, quizá ésta sólo sea el brazo ejecutor de otros funcionarios de mayor rango aunque igualmente mediocres, quienes forman parte del círculo privilegiado de la gobernadora neomorenista.
Por cierto, el 8M va más allá de “venganzas pueblerinas” presuntamente cometidas entre funcionarios del mismo gobierno represor.