Por Isael Pérez Olivier
El pésimo manejo de la crisis en Tlaxcala por parte de Luis Antonio Ramírez Hernández, como jefe de gabinete y de Augusto Ramírez, como estratega de comunicación social, me aseguran, obligó a la mandataria estatal a dejar la costa Este de los Estados Unidos de Norte América, luego de que no lograron contener la vorágine de información sobre su posible deterioro de salud.
Para acallar los críticos, sin dar una postura oficial, fuentes al interior de la administración estatal confirmaron a otros comunicadores que el aislamiento de la titular del Ejecutivo de la vida pública se debió a problemas añejos con una glándula y del que se recuperaba satisfactoriamente en la entidad, pero no a un padecimiento grave ni en etapa terminal ni en el extranjero, como se especulaba.
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