Por: Isael Pérez Olivier
No hay plazo que no se cumpla ni término que no se venza y el proceso electoral 2024 ya llegó para contaminarlo todo a su paso.
Prepárese entonces, para recibir una alta dosis de polución auditiva y visual con la que los partidos políticos y sus candidatos pretenderán obtener la gracia del tan anhelado voto ciudadano que les permitirá acceder o retener el poder.
Un sinnúmero de datos estadísticos, de información y percepción, serán el pan nuestro de cada día, de aquí, y hasta el 2 de junio del próximo año, fecha en la que elegiremos Presidente de la República, Senadores, Diputados federales y locales, Alcaldes y presidentes de comunidad.
El reto para las distintas fuerzas políticas es colosal, y no todas las marcas electorales están a la altura del desafío; muchísimo menos en Tlaxcala, donde desde hace más de dos años la oposición está castrada, sumisa, aletargada, desdibujada y desvanecida y ahora, hasta confrontada.
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