POR: Mario Alberto Macías Palma
¡Que vea el que quiera ver y que oiga el que tenga oídos!…
Si los aspirantes a las candidaturas al Senado y diputaciones federales por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no se dan cuenta de que el proceso interno, en particular las encuestas, son una gran farsa y que para ser ungido es necesario contar con la decisión de una sola persona: Andrés Manuel López Obrador, allá ellos.
El tradicional “dedazo” disfrazado de una competencia de popularidad más que de facultades administrativas o talento político, confirma que sigue latente el hecho de que ser candidato depende del concepto que tenga de ellos el presidente de la república, o de lo que la madrina y/o padrino político hablen de su lealtad al proyecto de la cuarta transformación, que no es otra cosa que la visión y voluntad de AMLO.
No obstante que inscribirse para ser medido en las encuestas de Morena es como comprar el boleto para poder sacarse la lotería, pues de no ser “rasurado” en el primer momento y entrar a los sondeos es avanzar un paso, porque habrá a quien lo bajen antes por consigna.
Luego deberá emprender -y gastar- una campaña proselitista, adquirir cierta presencia pública para disimular la farsa y por último toparse con la “equidad de género” considerada en la ley electoral, lo cual sirve de pretexto perfecto para ejercer el “dedazo” al favorito y asestar el “bastonazo de mando” a quienes al final sólo sirvieron de comparsa.
Es Clara Brugada la más clara evidencia de que el proceso interno es una simulación, pues a pesar de que la convocatoria de Morena para su proceso interno marca que si la distancia entre un aspirante y otro supera los 10 puntos porcentuales, se queda el o la ganadora con la candidatura, pero es algo que no respetaron cuando Omar García Harfuch ganó a todas luces la famosa encuesta por 14 por ciento.
Ayer mismo Morena aceptó ante la presión de Marcelo Ebrard que sus encuestas son una burla, que el proceso interno es inequitativo y tramposo, que se permiten ilegalidades para designar a la candidata que López Obrador quiera. No más.
TLAXCALA AL SENADO
José Antonio Álvarez Lima afirmó a esta columna en más de una ocasión que no buscaría la reelección de su escaño en el Senado de la República, sin embargo está inscrito y con las más amplias posibilidades de ser el candidato; porque parece difícil aceptar que un buen día se despertó con la idea de volver perseguir dicha candidatura.
Al exgobernador lo mandó el presidente de México, con quien se sienta a jugar ajedrez y es uno de sus cabilderos de cabecera; más que una especulación o creencia de la clase política local, es el mensaje del líder absoluto de Morena a quienes se sienten ganadores por su cercanía a Claudia Sheinbaum.
A saber:
Alfonso Sánchez García está desatado. Tal como la exjefa de gobierno arrancó antes de tiempo su promoción exacerbada, pinta de bardas, anuncios espectaculares, medios informativos, volanteo como funcionario, como precandidato, y su renuncia al gobierno. Vaya que está de lleno en conseguir su objetivo y juega el juego, aunque sabe que su real posibilidad es lo que Claudia y su papá Sánchez Anaya puedan sacar del Peje.
Raymundo Vázquez Conchas, basa su aspiración a ser senador en su participación como responsable de la campaña de Adán Augusto López y la negociación que pueda hacer éste por él; sin embargo no descarta todo el impulso que le pueda dar su cuñada la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuellar Cisneros ante el presidente, con la ventaja de que tiene acceso directo con el mandatario nacional.
Dulce Silva, también basa su apuesta en los vínculos familiares, pues aún y cuando es diputada federal, se entiende que lo logró al amparo de su matrimonio con Cesar Yañes, el colaborador vitalicio de López Obrador, y cuya ventaja que, pasa por se ahijada del presidente, es la razón de género.
Ana Lilia Rivera, senadora y actual presidenta de la cámara alta. Llegó a esa posición del Congreso de la Unión precisamente por la aprobación doble de AMLO, aunque ella se lo ha ganado a través de años de lucha y activismo junto al líder tabasqueño; empero ya le quedó mal a pesar de que por trayectoria, méritos y aprecio era la candidata natural de Morena a la gubernatura, pero López Obrador de un plumazo se la negó.
Irma Yordana Garay Loredo, otra de las fuertes aspirantes tienes dos ventajas familiar y partidista: una, que su padre que también es su compañero diputado federal, Silvano Garay Ulloa, a su vez es una voz influyente en el Partido del Trabajo (PT) y cercano al líder Alberto Anaya, quienes ya decidieron que ella pueda acompañar la fórmula tlaxcalteca al Senado en la alianza con Morena; dos, que su partido tiene amplias posibilidades de negociar ese espacio en Tlaxcala.
Es seguro que, igual que en 2018 y 2021 en Tlaxcala gane Morena la elección federal, ahora en sus tres niveles, ganará Claudia Sheinbaum la presidencia, las senadurías y diputaciones, por eso son las posiciones más ambicionadas. Solo queda saber quién recibe el “dedazo” y quienes el “bastonazo” de mando.
Esgrima…
Lorena Cuellar vs Beatriz Paredes por la realidad
En reciente evento electoral, atinadamente organizado por el ITE por el aniversario del voto femenino, el Instituto logró juntar a grandes personalidades, como la gobernadora y la exgobernadora, Lorena Cuellar y Beatriz Paredes, entre otras.
En el acto la añeja política refirió el estigma local, nacional e internacional de Tlaxcala; el lenocinio qué, aunque no exclusivo, sí significativo. De lo cual Doña Beatriz no dijo que hizo por denunciarlo, detenerlo o combatirlo dentro de sus posibilidades en su sexenio.
Ni tarda ni perezosa Lorena Cuellar Cisneros se lanzó con su discurso a negar que en Tlaxcala continúe el fenómeno de trata de personas con fines de explotación sexual, porque según la actual gobernadora “no se tienen en la entidad denuncias al respecto”.
Bajo el estilo obradorista de gobernar de negar la realidad, Lorena Cuellar refuta el discurso de Paredes, pero igualmente solo de dicho, porque además de secreto a voces en las comunidades involucradas, es un problema de muchos años, varias generaciones, de evidente practica dentro y fuera de Tlaxcala, que no desaparecen con la dulzura da las palabras ni de las buenas intenciones.
Cuellar Cisneros no puede seguir negándose a una realidad que le explotará en cuanto a nivel internacional surja un caso más de tlaxcaltecas acusados del “padrotes” siendo consentidos en su propio Estado.