López Obrador, el líder del proceso electoral 2024

Por: Cristian Flores

Andrés Manuel López Obrador se distinguió por ser un luchador social que buscaba una transformación en México. Tras una larga lucha, después de soportar el fraude de 2006 y la derrota de 2012, por fin consiguió llegar a Palacio Nacional en 2018 con más de 30 millones de votos.

Y es que después de cinco años de gobierno, López Obrador ha demostrado ser uno de los presidentes más poderosos que ha tenido México, pues su forma de hacer política lo ha llevado a hacer y deshacer cuanto capricho se le viene a la mente con tal de que el tronco siga siendo el de su movimiento.

Así lo ha demostrado previo al proceso electoral de 2024, donde su objetivo es imponer -que no es dedazo- a quien defenderá la Cuarta Transformación. Todo apunta que su ‘hermano’, el también tabasqueño Adán Augusto López Hernández, será quien se corone como el nuevo inquilino de Palacio. Esto dependerá de aplicar las viejas practicas de PRI, mismas que llevaron al partido tricolor a gobernar el país por años.

Recordemos que el Presidente, según sus ‘gargantas profundas’, le adelantaron que la candidata que tendría el Frente Amplio por México para la presidencia sería la senadora Xóchitl Gálvez, a quien infló todas las mañanas desde Palacio Nacional. Después del error que cometió López Obrador, se encargó de ejercer una campaña de desprestigio contra Xóchitl para desinflarla; objetivo que comienza a tener resultados.

En este momento el Frente Amplio por México cuenta con dos mujeres aspirantes a la candidatura presidencial: la panista Xóchitl Gálvez y la priista tlaxcalteca, Beatriz Paredes.

Existe un escenario que Andrés Manuel podría ejecutar para no permitir que Gálvez encabece dicho frente, pues para el Presidente sería imposible negociar con el PAN, partido enemigo que lo desaforó cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, además de robarle la elección presidencial en 2006.

Lo que le conviene a López Obrador es que Beatriz Paredes sea la candidata por una sola razón: la priista es una política con experiencia, buena negociadora y es una de las que menos se ha confrontado con el presidente. El inquilino de Palacio ha demostrado hasta el momento, respeto hacia la ex gobernadora de Tlaxcala; ella seria la pieza clave que busca el Presidente para negociar con candidaturas en el senado, diputaciones federales y locales, y presidencias municipales, todo con el fin de que su transformación siga teniendo Poder sobre México.

Cabe mencionar que el Presidente es quien pone la agenda de cara al proceso electoral. Desde su Palacio se decide qué es lo que se hace tanto con sus opositores como en su movimiento; es el único que sabe como hacer campaña.

Lo que es cierto es que Morena gobernará un sexenio más; sin embargo, los que pensaban que PRI estaba muerto, se equivocan. El partido tricolor esta mas vivo que nunca, pues basta ver como desde Palacio Nacional a través de la dirigencia nacional del PRI, se busca a como de lugar imponer a su candidata del Frente Amplio por México con tal de ganar vida política y hasta cierto punto, Poder.

Llegará el momento en el que Morena no pueda gobernar más, pues existirá un hartazgo del ‘pueblo bueno y sabio’, por los diferentes rezagos que incrementarán con el tiempo en materia de seguridad, salud, educación, economía, entre otras. El pueblo dará un voto de castigo a la Transformación y Morena entregará el Poder tal y como lo hizo el expresidente Enrique Peña Nieto con Andrés Manuel López Obrador en 2018.

Cuando Obrador se refiere a que no son iguales a los conservadores, tiene razón, no son iguales, pero sí los mismos que fueron parte de administraciones priistas. Cómo dirian, ‘es la misma gata, nomas que revolcada’.

No hay que dejar a un lado la idea de que Andrés Manuel López Obrador no podría dejar el Poder a la oposición en caso de perder las elecciones presidenciales, pues existe la hipótesis de que extienda su mandato por lo menos dos años más. Basta con ver que, por sus pantalones, no dejó la presidencia de la Alianza del Pacífico a la presidenta de Perú, Dina Boluarte; esta podría ser una prueba piloto para no dejar la presidencia de México.

No cabe duda que al luchador social que por años criticó la corrupción, los fraudes electorales, los dedazos, el abandono al pueblo y demás, se lo terminó comiendo el Poder y ahora realiza las mismas prácticas que llevó al Partido Revolucionario Institucional a gobernar por años a México.

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