Por Isael Pérez Olivier.
Era sólo cuestión de tiempo. A las 7:30 horas del día miércoles 21 de junio, se repitió la misma historia. Un segundo secretario de Seguridad Ciudadana se daba a la fuga para evitar, por el momento, que lo alcanzara el largo brazo de la ley. Esta vez, no fue en la cajuela de un automóvil que se perdió por las estrechas calles de la capital tlaxcalteca, pero sí para huir con idéntica intención, con rumbo desconocido. A diferencia del Capitán de Fragata Alfredo Álvarez Valenzuela; el militar y Abogado de profesión Ramón Celaya Gamboa, dejó abruptamente las instalaciones de la institución, sin entregar el armamento a su cargo y sin el acostumbrado proceso legal de entrega-recepción, pues sólo se limitó a presentar una escueta renuncia ante la Dirección Administrativa de la propia Secretaría, argumentando causas ajenas a su voluntad. Sí, así fue la salida del recomendado de la gobernadora del Estado de Guerrero Evelyn Salgado Pineda; polémico jefe policiaco que recibió información más que confirmada de que la Justicia Federal le respiraba en la nuca y el mensaje fue tan contundente, que no esperó a darle las gracias personalmente a Lorena Cuéllar Cisneros por la confianza depositada en él, porque huyó despavorido por la puerta de atrás, dejando a su paso un tufo de corrupción y no sólo en su desempeño en la SSC, sino también por su designación, que, según recuerdo, fue sometida a una rigurosa y minuciosa investigación para evitar que llegara un personaje de su calaña. Lo que obviamente, no ocurrió.
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