Por Andrés A. Solis*
Apenas lo comenté la semana pasada y se cumplió el presagio (que en realidad era obvio).
Vale la pena aclarar que la cobertura de procesos electorales en México y muchas otras partes del mundo, se hace a medias, sin pensar en las necesidades informativas de las audiencias, más bien en el lucimiento personal de quienes aspiran a un cargo de elección.
Desde que recuerdo, cada que hay elecciones, la prensa, la radio, la TV y el Internet han dedicado planas, tiempo aire y Gigabytes a reproducir fotos, audios, videos, pero sobre todo discursos que nunca dicen nada útil o de plano se trata de ocurrencias.
Cada campaña electoral obliga a las redacciones a hacer acomodos en sus equipos. Destinan recursos materiales, financieros, tecnológicos y humanos a estar detrás de candidatos y candidatas, para sólo reproducir esos mensajes que no le sirven a las personas. Es que nunca hay propuestas reales de gobierno ni explican cómo harán para cumplir esas promesas vacías.
Como periodista he cubierto elecciones federales y locales desde 1991 y nos he visto cosas distintas, salvo esfuerzos aislados que de repente se nos ocurren a dos que tres.
La cobertura electoral tiene consecuencias en el proceso de construcción de las noticias. En principio, los reacomodos en las redacciones significan cargarle la mano a otros y otras periodistas que deben atender las asignaciones que ya no cubrirán quienes deben andar detrás de candidatos y candidatas.
¿Qué tanto perdemos en información valiosa con este simple ajuste en nuestros equipos? ¿Algún medio se lo ha explicado a sus audiencias a las que presume le importan?
Y si eso es durante las campañas legales, ¿ahora qué nos tocará padecer durante estas campañas que están fuera de la ley?
Claro, el empleado más caro de Palacio Nacional dice que sus aspirantes no están en precampaña porque legalmente aún no hay precampañas. Al viejo estilo priísta se inventa conceptos como este dominguero “defensores de la cuarta transformación”, para no ser objeto de multas y sanciones por parte de la autoridad electoral por algo que a todas luces y en los hechos demostrables, son actos anticipados de campaña.
¿Pero cómo van a ser actos de campaña si son “asambleas informativas” como las que durante 18 años realizó el hoy presidente?
Desde el pasado domingo, medios y periodistas recibimos invitaciones para acudir a estos actos de campaña que no son de campaña, pero que sirven para el lucimiento personal y para los cuáles el partido gobernante ha destinado dinero de sus prerrogativas para que hagan campañas que no son campañas.
Y estos gastos de campaña que no son gastos de campaña ¿cómo los va a reportar Movimiento de Regeneración Nacional ante las autoridades fiscalizadoras del INE?, ¿como gastos en general?
Hay medios que critican estos actos anticipados de campaña (que AMLO dice que no son), pero ya asignaron a un equipo de sus periodistas para seguirle la pista a cada “corcholata”, haciendo lo único que saben hacer: reproducir discursos tontos y situaciones para el anecdotario.
Quizá deberían de ponerse a seguir la ruta del dinero que es público, por poner un ejemplo de por dónde deberían de hacer periodismo profesional, en beneficio de la sociedad.
*********
*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.