Por Andrés A. Solis*
A inicios de los años 80, la televisión pública y privada en México se detuvo para transmitir en vivo y en directo la boda real entre Carlos, príncipe de Gales y Diana Spencer, a quien luego el mundo conoció como Lady Di. Los noticiarios de radio y los impresos dedicaron mucho tiempo aire y tinta a este evento.
Luego vinieron los nacimientos de los hijos de la pareja heredera a la corona británica, el divorcio, la muerte de la princesa Diana en un accidente automovilístico en Paris, Francia.
Y como eso, también la boda y coronación del rey de España Felipe VI, casado con una plebeya que era famosa en México por haber estudiado y trabajado en nuestro país.
Ahora vino la muerte de la reina Isabel II y de nuevo los medios en México se desbordaron en la nota y hasta los absurdos de “informar” sobre cuántos vestidos y pares de zapatos tenía.
La muerte de la reina británica por supuesto que sería nota de portada. Claro que los medios tenían listas desde hace años todas las notas, biografías, recuentos, fotos y especiales por este hecho que sabemos que sucedería. Los grandes medios del mundo tienen áreas especializadas en preparar este tipo de materiales a sabiendas que tarde o temprano morirán los personajes famosos.
Hubo artículos, columnas, comentarios y mesas de análisis para reflexionar sobre el impacto en la economía y la geopolítica internacional; apenas una semana antes Inglaterra estrenaba primera ministra y claro que el deceso de la reina generó un impacto mayor a esta transición en una de las economías más importantes del mundo.
Faltaron quizá revisiones más detalladas sobre cómo se encuentra la relación binacional, una relación de siglos. Revisar qué tanto se modificará en estas relaciones diplomáticas por este cambio histórico que debe incluir la llegada de una nueva primera ministra y la forma en cómo algunos sectores de la política británica quieren echar para atrás en famoso Brexit que sacó al Reino Unido de la Unión Europea.
Pero no, los medios mexicanos se perdieron más en las anécdotas, las fotos de hace décadas, en los escándalos de la realeza, en el glamour y la vida color de rosa, en el ridículo de seguir cortejo fúnebre en Escocia o en las entrevistas con el cocinero real para ver qué le gustaba de desayuno a la difunta y hasta en los memes.
Así como ha sido la cobertura periodística tras la muerte de Isabel II, parece que, aunque llevamos 150 años de haber fusilado al último emperador de México, aún hay nostalgia por la monarquía y nuestros medios son monarquistas de clóset, justo en el mes patrio.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.