Por Andrés A. Solis*
En 2011 fui a Piedras Negras, Coahuila para participar en los eventos conmemorativos por el aniversario del diario Zócalo, uno de los más importantes de aquella ciudad fronteriza.
Allí pude platicar largo y tendido con mi colega Manuel Rodríguez Muro, sobre muchos temas y uno que me llamó mucho la atención fue el tema de las mineras. Manuel hizo varios trabajos periodísticos sobre la llamada región carbonífera de Coahuila y recuerdo que hablamos sobre la tragedia de la mina de Pasta de Conchos, que cobró la vida de varios mineros en febrero de 2006, el último año del gobierno de Vicente Fox Quesada.
Hablar de las condiciones en que miles de trabajadores y trabajadoras de la industria minera enfrentan no es nuevo; hasta en los libros de texto y los libros de historia nos hablan de la explotación de indígenas y afrodescendientes durante la Colonia Española y hasta de cómo las huelgas en las mineras de Cananea fueron parte importante para que estallara la Revolución de 1910.
Luego de Pasta de Conchos volvimos a hablar de las condiciones en que se ejerce el oficio de ser un trabajador minero, del abandono institucional, de las mafias sindicales (cuyos líderes se perpetúan en el poder y ocupan escaños en el Congreso), de los abusos y omisiones de las grandes empresas dedicadas a la extracción, de las violaciones a los derechos humanos y un larguísimo bla, bla, bla.
Como siempre el tema se apagó cuando vino la elección de ese ya lejano 2006, las acusaciones de fraude electoral, la toma del Paseo de la Reforma, etc, etc, etc.
Llevamos ya varios días hablando de un nuevo hecho trágico en la zona carbonífera de Sabinas, Coahuila y nuevamente la prensa nacional e internacional se apersona en el lugar de los hechos para documentar los intentos por rescatar con vida a los trabajadores atrapados. Quizá al momento de leer estas líneas las esperanzas ya se hayan perdido.
¿Cuántos días habrá de pasar para que una nueva tragedia o escándalo político distraigan la atención de la prensa sobre este suceso y se dejen de hacer los recuentos y denuncias y la búsqueda de culpables?
México es un país de memoria de corto plazo y eso afecta el trabajo de la prensa, que también se distrae fácilmente con otros hechos noticiosos. Por eso me pregunto cuánto tiempo va a tardar en que se olvide el tema minero en los grandes medios y se quede, nuevamente, como un tema que sólo atiende la prensa local.
*********
*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.