La manifestación de mujeres que se realizó ayer en el zócalo de Tlaxcala se salió de control, y es que el objetivo central de unir voces femeninas para exigir justicia, un alto a las agresiones, el esclarecimiento de feminicidios, desapariciones y casos de trata de personas se convirtió en un acto vandálico con daños incalculables para el patrimonio de los tlaxcaltecas.
Desde hace días el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, tuvo conocimiento que en la concentración por el Día Internacional de la Mujer podrían insertarse manifestantes con intenciones de inducir a la violencia mediante la quema del portón de Palacio de Gobierno del estado, incluso de causar desmanes y destrozos al interior.
El responsable de la política interna no dudo en comunicar de esta situación a la Mandataria estatal Lorena Cuéllar Cisneros, quien para salvaguardar la seguridad de terceros y respetar el derecho a la manifestación ordenó instalar un cerco de protección y redoblar la vigilancia.
El gobierno de Tlaxcala fue proactivo ante la advertencia, porque de no haber prevenido, las consecuencias se estuvieran informando o redactando de otra manera, incluso con un saldo más lamentable.
Ante los destrozos ocasionados por estos grupos de mujeres, el gobierno del estado tiene que enfrentar la situación y asumir su responsabilidad como el ente de garantizar el orden y la paz.
De entrada no pueden minimizar los hechos, deben responder a las demandas de justicia por los acosos y agresiones, la gobernadora debe notarse enérgica para poner un alto a los actos que dañan a las mujeres, debe verse como una aliada que lamenta los sucesos, pero que además tiene las estrategias para responder con firmeza.
También tiene que rendir cuentas sobre los gastos que erogará el gobierno del estado para restaurar los monumentos históricos afectados, como la fachada de Palacio de Gobierno y el quiosco del zócalo capitalino.
Estas acciones se reprueban, porque una cosa es la manifestación y la exigencia, y otra es la violencia, el daño, la agresión y la amenaza.
El derecho a libertad de expresión y a manifestarse se respeta, pero no la violencia que genera más violencia. El tiempo acomoda a todos en su lugar.
Bombazos…
Después de 13 años de no tener la denominación como delegación, por fin, el presidente de la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), Javier Zamora Ríos, recuperó este estatus en beneficio de empresarios tlaxcaltecas que accederán a más incentivos para ofrecer servicios de mayor calidad. Que tal.
Artillería Pesada…
Nos enteramos que el gobierno del estado analiza la posibilidad de apoyar la instalación de un hospital privado de especialidades con precios accesibles para las familias tlaxcaltecas. Ya se verá.