Bienaventuradas las almas que estuvieron presentes a la llegada de “Nuestro Señor” a esta tierra. La segunda visita en menos de 3 meses y la tercera en el año, si no me equivoco.
¡Momento, que no cunda el pánico!, no me refiero al apocalipsis bíblico; sino a la visita de nuestro señor Pesidente Don Andrés Manuel López Obrador a Tlaxcala para revisar los resultados de los programas sociales y de paso, creo, no estoy muy seguro, para conocer de viva voz de la Gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, cómo recibió la administración pública que le heredó Marco Antonio Mena Rodríguez, quien se mantiene a la espera -donde quiera que éste se encuentre- para recibir su tan anhelado premio por la disciplina con la que se condujo en la campaña electoral y que le significó a su partido político la pérdida de la gubernatura. Ya para que entramos en honduras, si Usted amable lector, sabe los detalles del asunto.
Esta visita fue el marco ideal, para que la actual titular del Ejecutivo local, le rindiera un informe al Presidente de la República, sobre los boquetes financieros que le dejó por doquiera; además, del cascarón en forma de hospital que recibió de su antecesor y el desmadre con las plazas y movimientos escalafonarios del personal del sector salud y la modernización del tramo carretero Santa Ana Chiautempan- El Molinito, que por cierto, está mal trazado, pues en plena bajada del puente con sentido hacia Apizaco, antes de entrar al siguiente desnivel, hay una extraña curva en forma de panza, que pone a prueba la destreza de los conductores todos los días y, por obvias razones, en riesgo la vida de quienes transitamos por el lugar. ¡Que Dios guarde la hora, pero podría convertirse en un cementerio esa curva maligna, de no corregirse a tiempo el problema!.
No soy, ni pretendo ser un experto en ingeniería que me permita hacer un dictamen sobre la obra a la que me refiero; pero me basta con el sentido común y la experiencia tras el volante para saber que esa maldita curva y el ancho de los carriles no son los adecuados; que no es cierto, me revirarán algunos, pues a las pruebas me remito.
A leguas se ve, como el ingenio mexicano se hizo presente en el cómo se debía paliar el asunto, algo así: ni hablar, solo somos ingenieros, humanos y por lo tanto imperfectos; las dos construcciones no coinciden, pero eso tiene arreglo. Pronto, borren las líneas de los carriles, tiren parte de la barda central de los desniveles que dividen ambos sentidos de circulación, échenle chapopote para que no se vea el cemento, dividan en dos lo que resulte de la superficie de la cinta asfáltica, pinten una nueva raya central y listo. Si alguien pregunta que por qué está así, se le contesta: el trazo se realizó de esa forma para hacerlo más atractivo para el conductor, con la técnica de la montaña rusa, y para que los paseantes sientan la adrenalina, con jalón de cuello y cabeza incluidos. Una experiencia real y para algunos inolvidable. Y todo esto, sin cobrar un solo peso de más.
Por cierto, ¿ya está pagada la obra?, preguntaría el encargado de la constructora al departamento de finanzas de la propia empresa, a lo que seguramente le contestarían: Ya Ingeniero. Incluso ya se les entregó lo suyo a los amigos. También están enterados del problema de la conexión del puente con los carriles, y dicen que no hay bronca, que será un problema para los que lleguen. Al cliente principal, dice que este y otros temas, no le quitan el sueño porque no va a seguir viviendo aquí, pues si no le dan chamba en una embajada, él ya tiene un ranchito pasando el Río Bravo, para resguardarse un buen rato, “alejado del bullicio y de la falsa sociedad”, pero sobre todo mientras que se calman las aguas, no sea que en una de esas le den un susto por la situación de ésta y otras obras.
Así es que, en breve sabremos si a Marco Antonio Mena Rodríguez le mandan la invitación para formar parte del Servicio Diplomático de Relaciones Exteriores de México o un citatorio de la Unidad de Inteligencia Financiera, porque de que hay tela de donde cortar, hay y mucha.
Premio o castigo. Usted dirá. Tiempo al tiempo.
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La manzana envenenada que dejó Mena.
Por cierto, me comentó una fuente de digno crédito, que el maldoso del exgobernador Marco Mena, le dejó a la actual mandataria estatal, una “manzana envenenada” disfrazada de ofrenda de paz. Algo así como un tenga, para que se entretenga.
Me refiero a la propuesta para que su yerno ocupara una de las dos Notarías Públicas acéfalas por la muerte de quienes fueron sus titulares, con el único propósito de crear una “Caja China” que desviara la atención pública de su salida y así encubrir sus fechorías.
Sabía perfectamente el hábil exgobernador, que esto le provocaría el primer incendio político a la recién llegada y mientras trataba de apagarlo, él podría salir lo más impoluto posible y con todos los argumentos para seguir colgándose de la ubre del erario público federal.
¿Será?. Pues sí este fuera el caso, que se le critique a la Gobernadora por ingenua y no por corrupta. Pero de que se la chamaquearon, eso que ni qué. Con todo y la experiencia política que ella tiene, y supongo, con la visión aguda de sus brillantes y carísimos asesores, a quienes los agarraron dormidos o con la resaca del triunfo a todo lo que da, pues no se podría explicar de otra forma, porque a estos virtuosos de las intrigas del poder, se las metieron doblada, válgase la expresión.
Ahora el veto que ejerció la mandataria local, que sirva para deshacer este entuerto, que desde el primer momento estuvo mal operado. A cerrar de la mejor manera el tema y a seguir por el difícil camino que le toca transitar. Pienso, ¿y sí el yerno declina la invitación maliciosa del exgobernador?, ¿no sería más práctico y menos costoso?, políticamente hablando.
Sólo para recordar: Nada es gratis en esta vida y la familia como el sol, entre más lejos, mejor. Lecciones aprendidas a la mala, ¿o todavía no?.
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Aplausos de pie para la Guardia Nacional…
Cambiaron de nombre, de uniforme y el diseño gráfico de las patrullas; dejó de ser, en una de sus funciones, la Policía Federal de Caminos y ahora se llama Guardia Nacional, que tiene por ministerio de ley, el mandato de resguardar el orden público y por supuesto combatir el delito; pero, sobre todo, amable lector, la obligación de salvaguardar la vida, integridad, seguridad, bienes y derechos de las personas, así como preservar las libertades. Claro, todo esto se ve muy bonito en la letra, pero qué tal en la vida real. Usted me dirá.
No sería honesto de mi parte generalizar y decir, que no hay uno que se salve, que todos los elementos de la corporación son iguales, porque no sería justo, pero lo que sí es real, es que, dentro de los cambalaches que le hicieron, no lograron cambiarles el chip a muchos elementos que están para garantizar el tránsito apacible en las vías federales de comunicación, porque se siguen sintiendo los amos de las carreteras.
¿Y esos colmillos mí GN?. ¡Son para morderte mejor!.
¿Qué no?. A ver, dígame, cuándo ve por el retrovisor una patrulla de la Guardia Nacional con las claves encendidas y prende la torreta, ¿qué sensación tiene?, ¿de seguridad y tranquilidad?, o se dice para sus adentros: ojalá y no me esté dando la indicación a mí de que me “orille a la orilla” y apague el motor del vehículo, porque ya valí. Y no traigo más que 200 pesos en la bolsa y estos ya no se conforman con eso, porque argumentan: qué pasó caballero, no me ofenda, ayúdeme ayudarlo. Estoy en la mejor disposición de darle la atención, pero no me ofenda por favor, tome en cuenta que también hay que reportarle al mando.
Y sin más ni menos, la mayoría de personas ceden a sus palabras, y ya sabe Usted, a entregar al menos, de unos 500 Morenopesos para arriba, todo por las prisas, el descuido o la falta de pericia al conducir.
Así de fácil y rápido se deshizo de ese quinientón que se tenía bien apartado para pagar el abono chiquito en las tiendas donde dan a crédito las lavadoras y las estufas. Ya qué, se reconforta el afectado, pero salió más barato, me ahorré una lana y tiempo, no pagué lo que cuesta una multa federal y evité un trámite engorroso.
Solo hay que recordar que para que exista la corrupción hay dos partes: la que pide y la que da el soborno; o bien, el que ofrece y el que recibe el soborno. Al primero se le conoce en materia de derecho penal, como delito de concusión y al segundo, como delito de cohecho. ¿De qué lado le gustaría estar?. De ninguno, ok, entonces mejor denuncie la mala praxis de los policías al 911, presente su queja ante el órgano de control interno y/o la denuncia correspondiente ante el Agente del Ministerio Público, para ir avanzando con el tema de la corrupción.
Y por favor no discuta con el oficial de la ley, porque nadie le gana a un policía en el razonamiento lógico-jurídico de los hechos, cuando éste se empecina en no soltar a su presa y a obtener su botín.
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Dos hechos, de los muchísimos que no se han documentado.
El pasado martes, en redes sociales se difundió un video en el que un elemento de la Guardia Nacional a cargo de la Patrulla número 18-945, agredió físicamente a la esposa de un trailero en la zona de Calpulalpan, cuando la femenina grababa un video en su teléfono celular para documentar el delito del que estaba siendo víctima su esposo, quien momentos antes le había, según sus propias palabras, entregado 800 pesos para que lo dejara ir, pero el oficial de la ley no se conformó, pues quería mil pesos que había exigido y lo siguió hasta un paradero, donde se armó el relajo.
Ante el reclamo de la señora, el Guardia Nacional, subió a la cabina del tractocamión e intentó quitarle el celular para que ella dejara de grabar y se le abalanzó encima sin que lograra su propósito; ósea, sí o sí, y a sus formas y a sus métodos le tendría que hacer caso la ciudadana que no respetaba su uniforme. Faltaba más.
Esto provocó que su esposo de inmediato repeliera la agresión y bajara al elemento policiaco de su unidad a empellones y siguiera la gresca entre ambos sujetos en el patio donde estaba estacionada la unidad automotora. Se echaron un tiro, de dos rounds y fueron separados por algunos testigos.
El otro asunto para destacar de estos angelitos uniformados se registró el pasado jueves de la misma semana, cuando el oficial a bordo de la patrulla 12-827, se limitó a disfrutar de una pelea entre operadores de grúas de arrastre particulares que se disputaban al cliente a madrazos. A plena luz del sol y en el periférico de Tlaxcala.
Del combate salieron airosos los montoneros de la grúa pirata y lesionado el de la empresa, una de las que hoy por hoy, mantienen el monopolio del negocio en la entidad, me refiero a Grúas Tlaxcala S.A de C.V., porque la otra consentida es Grúas Diaz.
Al presentar la denuncia de hechos por los presuntos delitos de robo, agresiones y los que resulten ante el Agente del Ministerio Público, la víctima narró lo sucedido, señalando que los de la grúa pirata se querían llevar a su cliente y al impedirlo empezó la discusión seguida de los golpes para defender el territorio dónde solo ellos, refiriéndose a la empresa para la que él trabaja, pueden hacer las maniobras; incluso argumentó que sus agresores intentaron prenderle fuego con gasolina, todo eso, ante la complacencia del Policía de la Guardia Nacional, quien fungió como vil espectador.
Si me apresura con el comentario, este elemento cometió un delito por comisión por omisión, y lo hizo, seguramente, porque al estar militarizada la Guardia Nacional, dejan de pensar por sí mismos y antes de actuar, tienen que esperar órdenes, me imagino algo así como: Patrullero 777 a base. Adelante para base. Reporto que particulares se lían a golpes, espero indicaciones.
Ese reporte pasa del patrullero al radio operador, de ahí a la comandancia de Tlaxcala; se genera un reporte al mando regional; éste lo turna a la comandancia general en México, de ahí a la Secretaría de la Defensa Nacional, no estoy muy seguro, pero igual y lo mandan al Pentágono. Se analiza, se mide el riesgo y la pertinencia de actuar en consecuencia o no. Sale un despacho urgente a Palacio Nacional, se turna a algún encargado que tome la decisión, y regresa a través de los mismos filtros, pero ahora en sentido inverso.
¿Qué tal?. Todo porque ya no son civiles con capacidad de actuación, sino autómatas castrenses. Entonces, no espere un castigo para estos dos malos elementos, según mi percepción; piense mejor en un ascenso de grado porque ellos saben esperar, recibir y cumplir órdenes. A eso, señoras y señores, se le llama disciplina y sí, esa se premia por mal actuada que esta sea. Irónico, no lo cree.
Besos, abrazos y no madrazos. Es lo que hay y punto.
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La mafia de las grúas, en el ojo del huracán…
Pero alguien que sí se puso en el lugar del ciudadano y que ahora sí supo leer entre líneas fue la Gobernadora, pues ante la apatía del elemento de la Guardia Nacional por hacer su chamba, ella tomó el toro por los cuernos y me contaron que dijo más o menos así: nel, ya no más abusos de las empresas de grúas que traen en Jaque a la población, sintiéndose los dueños y no como concesionarios que son, en los siniestros que se registran en nuestras carreteras, peleando la plaza como si se tratara de miembros del crimen organizado.
Palabras más, palabras menos, sentenció: Ya nada de que yo soy trabajador de los concesionarios consentidos del Gobernador en turno y nadie mueve los carros hasta que nosotros lleguemos y los llevemos a nuestros desguaces particulares disfrazados de corralones, con nuestras tarifas calculadas con tabuladores que solo podría pagar un ciudadano de Dubái tanto de arrastre como de piso.
Se les acabó su negocio redondo a estos jijos del maíz, así es que, ante cualquier percance pidan que sus vehículos sean llevados al corralón del gobierno del Estado, que será gratuito y voy a revisar las tarifas que les aplican a los ciudadanos, exclamó la mandataria, lo que cimbró mí cerebro, pues tengo que reconocer, que mostró tamaños para ganarse mi admiración, porque mí respeto siempre lo ha tenido.
Y es que, no se sí a Usted le ha pasado, pero ante cualquier siniestro, entre lo que es el costo de las maniobras de las grúas, el arrastre, el corralón, las multas, las visitas de los peritos terrestres, que dicen, parece que llegan imantados y se les llegan a pegar algunas cosas de valor, como ocurre también con algunos policías que realizan la inspección ocular de la unidad; es mejor, ir pensando en comprar otra carcachita, que sacar la chocada.
Recapitulando. Así como se le critica a la titular del Ejecutivo estatal en este espacio, también se le reconocerán las acciones certeras, y esta es una de ellas. Muy bien y muchas gracias, por lo que a mí toca y corresponde.
Por cierto, ya que anda de buenas la Gobernadora, ojalá y le entre de una vez a revisar las concesiones y de ser necesario revocar algunas y entregar otras, porque según yo, pero quién soy yo, verdad; sólo así se podría acabar con la mafia de las grúas en nuestra querida y amada entidad.
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Le recuerdo amable lector que pongo a su disposición el correo electrónico entercerainstancia@gmail.com para recibir sus denuncias, quejas, dudas, sugerencias y comentarios. Hasta la próxima…