Andrés A. Solis
Hace dos décadas me dediqué varias semanas a investigar los nexos de tenía un grupo estudiantil que mantenía un paro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el famoso grupo paramilitar conocido como “Los Halcones” que orquestaron precisamente ataques contra estudiantes, pero treinta años antes.
La historia se publicó, pero con una reserva porque hubo un dato que no se pudo comprobar y por responsabilidad periodística mi editor y yo decidimos dejar fuera esa parte, aunque sabíamos que era verdad, pero no podíamos demostrarlo.
El periodismo exige eso, verificar hasta el último dato antes de publicar, comprobar los dichos y los hechos, documentarlos con imágenes, papeles, testimonios y cualquier otra cosa que sirva para hacer creíble lo que estamos presentando.
Por eso inicie este texto con una frase que se convirtió en un principio fundamental del periodismo: “Si tu mamá te dice que te quiere, compruébalo”, porque el hecho de que sea nuestra propia madre no significa que nos diga la verdad.
Y este principio debe aplicarse todos los días en todo momento, porque sabemos que las fuentes de información tienden a mentir y a manipular la realidad.
Las personas funcionarias intentarán ocultar muchas cosas, pero también el sector empresarial, los sindicatos y las mismas organizaciones de la sociedad civil pueden mentirnos en aras de ganar simpatías o de agredir al poder público.
Esto es periodismo bien hecho y cualquier periodista tiene la responsabilidad profesional y el deber ético de verificar hasta la última cifra, la última declaración y testimonio.
La diferencia entre quienes hacemos periodismo y quienes simplemente publican cosas es esa, la habilidad y capacidad de demostrar y comprobar lo que publicamos.
Verificar no es sólo una obligación, también garantiza el derecho de la sociedad de recibir información veraz, oportuna, útil, en vez de mentiras, verdades a medias o desinformación, que son componentes que vienen casi en cada comunicado de prensa oficial y oficioso.
El valor más importante de cualquier periodista es su credibilidad; un periodista sin credibilidad ya no sirve para este oficio. Por eso hay que hacerlo bien, porque cuando alguien pretenda descalificar nuestras publicaciones, tendrá que hacerlo a partir de demostrar que mentimos, no a partir de nuestro nombre ni el medio para el que trabajamos.
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Andrés A. Solís es periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy”, que se transmite a través de la señal de Radio Educación.