El próximo 1 de septiembre de la presente anualidad, Usted y yo, amable lector, seremos testigos del cambio de estafeta en el Poder Ejecutivo estatal, cuyos actores principales serán dos integrantes de una familia emparentada políticamente, aunque por momentos dividida, entre un amasijo de historias cargadas de drama generadas por la ambición del poder y el dinero.
Pocos sabrán lo que tras bambalinas se gestó hace 23 años, pues para entonces el tío consanguíneo, de la ahora Gobernadora electa, quién fuera el entonces “Candidato a la Mano” por el PRI al gobierno del Estado, era el baluarte de la familia y resolutor de las grandes decisiones, al seno de la misma.
Tras su derrota electoral en 1998, quizás se generó el punto de quiebre, que llevó a los demás integrantes de la familia a tomar sus propias decisiones políticas, lo que al parecer detonó el resquebrajamiento de la relación y provocó un cisma que años más tarde se confirmaría cuando decidió jugarle en contra a una de los suyos, apoyando a un hermano del sobrino político, boicoteando así, la llegada de su sobrina consanguínea a la primera magistratura del Estado, lo que a la postre sería inminente, pues con él y sin él, ella llegó.
El tío vendió la causa por 30 monedas. Como diría Pompín Iglesias, “que bonita familia, que bonita familia”. Pero no se alarme amable lector, porque me comentan que siempre han sido así y más tratándose de negocios y herencias. ¿Será?.
La fotografía familiar en la toma de protesta
Una imagen conmovedora, que me llevará, casi al punto de las lágrimas, será ver al próximo Diputado local por la vía de la mayoría relativa del Partido Revolucionario Institucional, despedir a su hermano, que en ese momento ya será exgobernador y saludar con beneplácito la llegada de su cuñada como Gobernadora del Estado.
Mena, Mena, Cuéllar; fundidos en un interminable abrazo en el que habrá de reflejarse sentimientos encontrados; la tristeza del que se va, la alegría de la que llega y el orgullo de quien deja de crecer a la sombra de ambos, porque aprovechando la coyuntura política se impuso como Diputado local por la vía de la representación proporcional, serán ovacionados por la familia unida, amigos y cómplices cercanos que los han visto crecer juntos y avanzar por caminos separados. La triada lo hizo, lo logró. Hip, hip, hurra…por la nueva dinastía. Nada más de imaginarlo se me eriza la piel. Ternuritas.
No habrá rencores, anuncia la que llega.
Una tersa transición en la administración pública estatal es lo que se anunció. El que se va, lo hace con la confianza de tener la espalda cubierta, por la que entra; y dígase lo que se diga, así será, y si no me cree, al tiempo y a la distancia se sabrá. El mensaje fue claro, dijo ella, que gobernará sin “rencores”. Como siempre, la ropa sucia se lavará en casa, porque es nuevamente, una familia unida y feliz. Todo ahora es para ellos y los suyos, bailar y cantar.
Y hasta ahí todo bien, porque habrá en la familia perdón y olvido, pero no así para los demás, -priistas, panistas y perredistas, incluso periodistas-, pues a decir de integrantes de su equipo de transición y gente muy cercana a ella, habrá cacería de brujas. Claro que sí, como de que no. Porque el poder se ejerce. Faltaba más.
O lo que es lo mismo, parafraseando al Benemérito de las Américas, Benito Pablo Juárez García: para la familia, aliados y amigos justicia y gracia, para los demás, la ley a secas. Y así será.
Sí, leyó Usted bien, porque dicen que las afrentas no se olvidarán en todo el sexenio. Dígase torero o “matador”, cualquier Diputado local que volteó bandera, periodistas incómodos y ya ni hablamos de la candidata que declinó a favor de su contrincante electoral en pleno debate, aunque haya sido solo para asestar un golpe mediático, porque para ellos y ella, sí habrá rencor y una sed de venganza. Bueno al menos eso dicen los pendencieros del autodenominado equipo de transición. Yo no les creo, ¿y Usted?.
¿Y los nuevos siervos del Estado?.
Trascendió desde las entrañas del poder, que el consorte de la próxima Gobernadora o primer caballero del Estado, como Usted prefiera, habrá de estar atento a la lista de personas que pretendan ingresar al servicio público estatal, y para tal fin, él mismo aplicará un test de lealtad, a cada caso en particular. No sea que se cuele alguien que dudó en brindar su apoyo o peor aún, algún paria, una escoria, un indeseable o un indigno, que gane la buena voluntad de su esposa, sin ningún mérito reconocido por él.
Esto advierte, que habrá mucha inconformidad en la integración del gabinete y en la distribución de los mandos medios, amén de los espacios que estarán destinados a la burocracia pura y dura, denominada personal administrativo de confianza, pues no bastará con pasar la prueba de lealtad, sino que también tendrán que pasar por el filtro de la simpatía del aplicador del test. Otro reto por sortear para la nueva titular del Ejecutivo. Esta vez, serán asuntos de alcoba.
Los bien enterados sobre el tema me comentaron, que tan solo en el área de prensa, hay por lo menos cuatro o cinco perfiles fuertes que anhelan la oportunidad de encabezar la Coordinación General de Comunicación Social y que por méritos no paran, pero que habrán de aceptar el férreo escrutinio para ser considerados y también, esperar a que la personera de la ex Gobernadora del Huipil decline a la posición y se aloje con total comodidad en la Coracyt, lugar que ya tiene más que asegurado.
Aunque no hay que olvidar, lo que muy comúnmente pasa en estos casos, que unos correteando la liebre y otros sin querer la alcanzan. Así me lo dicta la máxima de la experiencia y viene a mi memoria lo que mi exjefe y amigo, a quien admiro y respeto, que fue secretario de Desarrollo Social del gobierno del Estado de Puebla y también Diputado Federal, decía: “En política no hay nada seguro, pues la lealtad en el mejor de los casos no se paga, y en el peor, se paga mal”.
Pido perdón e indulgencia para el tío.
Y ya que andamos en eso del borrón y cuenta nueva, pues ojalá la Gober perdone a su tío, el excandidato “A la Mano” por haberle operado en contra en la elección pasada y le entregue el patronato de la feria Tlaxcala 2021-2027. Porque no me lo han dicho, pero estoy seguro de que este año sí habrá feria, pase lo que pase y pese a la pandemia.
A poco no, dígame amable lector si Usted recuerda esas ferias tradicionales que este personaje organizaba, que se revestían del folklor tlaxcalteca. Puestos de comida por cualquier paso del recinto ferial, en los que se ofertaban chalupas, tacos, quesadillas y tlacoyos, muy al estilo de las tradicionales cocineras de Santa Anita Nopalucan, que despertaban el gusto de todos. Además de los puestos de elotes, tamales; casetas de churros y plátanos fritos y todo tipo de antojitos típicos.
Qué me dice de aquellos teatros del pueblo, con carteleras atractivas; las carpas de la Superior y la Corona con sus espectáculos cómicos y musicales, que lo mismo divertían a los clientes del lugar que a los cientos de personas que sin consumir uno solo de sus productos nos dábamos cita afuera de la carpa para presenciar el show.
Todos los días en torno al quiosco, baile popular. El baile de gala de la empresa Pedro Domecq, la presentación de su espectáculo ecuestre, que se han perdido pero que permanecen en nuestro recuerdo. Y hablando de las bebidas espirituosas, qué me dice del pulque en el “Triunfo de las Palmas”, producto cien por ciento local, en un lugar icónico y parada obligada para quienes gustamos del néctar de los dioses, o de los pequeños barcitos ubicados por doquiera, montados de costera y paja en el piso, en los que se ofrecían toda clase de preparados con vinos y licores nacionales y extranjeros, a precios accesibles, que invitaban a más de uno, a salir hasta las manitas de cuando en cuando.
Muchos me dirán, como crees, si era negocio redondo para el entonces presidente del patronato y la respuesta es sí, es cierto. Que, terminó emparentado con la familia dueña de las atracciones y juegos mecánicos, también lo es. Que, entre su sobrina, la ahora Gobernadora electa y él controlaban los estacionamientos en terrenos federales del Trébol, que rendían jugosas ganancias, sin lugar a duda. Pero de que eran ferias y no tianguis disfrazados de ferias, es un hecho, y no me dejará mentir. Sólo por eso y nada más por eso, me gustaría que regresara, no lo que se llevó, ojalá, eso nunca lo haría; pero sí, a organizar al menos otra feria más.
Hasta la próxima…