Con el permiso del editor, y claro, con el de Usted amable lector, que me hace el favor de brindarme su atención, entraré en la dinámica de las campañas políticas, prácticamente en la recta final del proceso 2021, pues a la publicación de esta columna de opinión, faltarían 21 días para que los tlaxcaltecas salgamos a votar por nuestras próximas autoridades locales y representantes en el Congreso estatal y en la Cámara de Diputados federal.
Ya sabe Usted, que son 15 los partidos políticos locales y federales, que se disputan con fiereza la gubernatura del Estado, 25 escaños del Congreso local, 60 presidencias municipales y 3 diputaciones federales; además, de 299 presidencias de comunidad.
El botín que está en disputa es el más importante de la historia reciente de nuestro Estado, pues por primera vez, se empalman las elecciones locales con las federales, y el interés de los grupos de poder está de manifiesto en cada una de las acciones que se implementan para lograr la simpatía de los votantes en sus proyectos de gobierno.
A través de dos grandes coaliciones, “Juntos haremos historia” y “Unidos por Tlaxcala” la clase política federal y estatal, miden fuerzas, a través de sus dos abanderadas. Ambas mujeres muy capaces, con larga trayectoria, tanto en el servicio público como en puestos de elección popular.
Una y otra, dicen ser la mejor, arengan a los ciudadanos en sus mítines para obtener su voto con promesas de un mejor porvenir para sus familias. Traen recetas hechas y remedios enlatados para terminar con los problemas que aquejan a la entidad, elaborados en el ITAM de la capital del país y para no quedarse atrás los otros los traen desde el estado de Morelos, según me comentan. Aseguran que ya no son las mismas, que han cambiado y que, si alguna vez prometieron algo y no cumplieron, no ha sido por culpa de ellas, que alguien se encargó de hacerlas quedar mal, etc., etc., etc.
La abanderada de “Juntos haremos historia”, incluso, de paso niega o intenta romper con su pasado partidario y trata de borrar cualquier vestigio de éste (aun cuando en su haber, tiene una colección numerosa de camisetas de colores variados). Pero es difícil creerle, que esta sí es la buena porque ya ha cambiado, cuando en la práctica sigue haciendo lo mismo y sino me cree Usted, pregúnteles a sus actuales correligionarios, a quienes los dejó con un palmo de nariz en el proceso interno de selección de candidatos; a ellos que, sin poder mirar a los ojos, sólo se atreve a decir: yo no decidí, desde la Ciudad de México se movió todo. Y de ahí la desbandada de simpatizantes hacia la otra opción. Bueno, como estarán las cosas, que han llegado al punto de que la semana pasada le renunció la delegada nacional de su partido.
Y del otro lado, en el cuartel de “Unidos por Tlaxcala”, atienden sus propias luchas intestinas, pues al parecer son muchos generales y pocos soldados para la batalla; pero aun así tratan de mantener el orden en el caos que esto genera.
Desacuerdos importantes todos los días, que son atendidos medianamente, como es el caso de los aspirantes a la presidencia municipal de la ciudad capital, donde la candidata a la gubernatura no sabe si honrar su compromiso moral y de amistad con la Diputada Federal con licencia o su compromiso político con uno de los dueños de un partido político local y socio de la franquicia universitaria del Estado. Entre una y otro, habrá de definirse pronto, porque el horno no está para bollos.
De su tocaya y correligionaria que también aspira a ser alcaldesa de la capital ni hablamos, porque al parecer, a lo único que ella aspira, es a colgarse uno que otro voto que le llegue de rebote, por tener el mismo nombre que la abanderada a la gubernatura. Y lo mismo ocurre en otras demarcaciones políticas y distritos electorales.
Como verá Usted, si analizamos superficialmente a las dos candidatas punteras a la primera magistratura del Estado, sin ser, ni pretender ser un especialista en el campo de las encuestas, digo, que en este momento no hay nada para ninguna. A pesar de que se publican resultados de estudios demoscópicos cada semana, que con acuerdo a los intereses que representan, dan y quitan ventajas importantes a una y otra.
Pero nos guste o no, la realidad es que, a la candidata oficial de Palacio Nacional, se le han venido cayendo los números, como era de esperarse; mientras que la abanderada del poder estatal va capitalizando algo de lo que la otra va perdiendo y ya la logró alcanzar.
Este fenómeno lo explica perfectamente la función Gaussiana, que nos ilustra sobre el comportamiento de las tendencias al alza, que en determinado momento llegan a un punto máximo y a partir de ahí, todo es cuesta abajo; o bien, la ley de Newton, que expone que todo lo que sube tiene que bajar. Es decir, la candidata ya entró en el vórtice descendente en la preferencia electoral.
Aunado a lo anterior, hay que agregar, que en el pecado lleva la penitencia, pues sabedora de que en esta ocasión no viene el líder de la 4T en la boleta electoral, ella lo incorpora como parte de su discurso; incluso, todos los días, religiosamente, da misa a las 7 de la mañana, a los fieles de la cofradía del chaleco guinda, emulando los pasos de San Andrés “El Evangelizador”.
Sí amable lector, Usted sabe que me refiero al todo poderoso que, desde su púlpito de Palacio Nacional, lo mismo se convierte en jurado, que en juez y en verdugo, con el aplauso, ya cada vez menos sonoro, del respetable público, que alguna vez lo hizo por millares.
Y sí amigos, me refiero a este líder moral que nos llevó de la Esperanza en el 2018 a la Desesperanza en el 2021, o quizás antes, si se me permite la expresión; con acciones de gobierno que han marcado estos primeros dos años y medio de su mandato, entre las que destacan: el combate a la delincuencia organizada con “abrazos, no balazos”, que fue el preámbulo perfecto para la captura e inmediata liberación del joven Ovidio en Sinaloa; y que me dice Usted, de las embestidas a las instituciones y a los otros poderes de la unión; o del paso de la aplanadora legislativa para aprobar cualquier tipo de ocurrencia disfrazada de reforma estratégica, y claro, de un deficiente manejo de la pandemia, que a decir de él, “nos cayó como anillo al dedo” y muchas florituras más, que ni al caso recordarlas por salud mental.
Dicen que: lo que no te mata, te hace fuerte, pero en el caso que hoy nos ocupa, se pudiera traducir en: lo que no te hace fuerte…
Sí, todo es causa y efecto, amable lector.
El que tenga ojos para ver, que vea y el que tenga oídos para escuchar, que oiga”.
Del segundo debate de l@s candidat@s a la gubernatura.
Estuve a punto de cerrar esta columna un par de horas antes del tan esperado evento, pues consideré que no valdría la pena esperarme, pues la razón me decía, que no pasaría nada extraordinario que abonara a este contenido que hoy les entrego. Sin embargo, frené el envío y ello me dio la oportunidad de agregar la declinación de la candidata del Partido Encuentro Solidario hacia la coalición “Unidos por Tlaxcala”, un hecho que no fue del todo sorpresivo, pues la pregunta no era si se bajaría o no de la contienda la abanderada del PES, sino cuándo; y muy viva ella, aprovechó el escaparate para hacerlo con bombos y platillos.
Lo señalé líneas arriba: no hay ventaja para ninguna de las candidatas punteras de la contienda electoral. Será un final de fotografía, no apto para cardiacos. Pero aguas!!!, porque dicen que caballo que alcanza gana, Usted que cree?.
La verdad, yo pensé que lo único que podría salvar la noche sería que el candidato varón, nos diera la noticia de que la Procuraduría General de Justicia, ya saben, a cargo del Maestro José Antonio Aquiahuatl Sánchez, por fin dio una y había logrado esclarecer el robo de las llantas de su vehículo.
Hasta la próxima…