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El actual gobierno federal (2018- 2024), no ha podido demostrar su capacidad para resolver los grandes problemas por los que estamos atravesando como Nación, en lugar de encontrar soluciones busca pretextos o antiguos responsables para deslindarse de su responsabilidad, por lo que queda claro que no es lo mismo ser gobierno que oposición, desde la oposición se señalan los problemas y se señalan a los responsables, eso lo supo capitalizar el actual inquilino del palacio, y fue gracias al hartazgo de la sociedad mexicana que después de tres intentos, con un apoyo popular, nunca antes visto, lograra ganar las elecciones del año 2018.
Pero de ese triunfo electoral han pasado casi tres años y han ocurrido muchos sucesos, que han afectado ampliamente la popularidad del actual gobierno federal; se ha peleado con todos aquellos que no comparten su visión y su forma de gobernar, pero lo mas destacable es que ha hecho todo lo contrario a lo que criticó desde la oposición, no cabe duda que el presidente López es un excelente manipulador de masas y de los medios de comunicación, sus conferencias de prensa, son un medio para ejercer el poder absoluto, desde ese espacio se señala, se exhibe, se ataca, se regaña, se amenaza y se persigue, lo mismo a los poderes de la Unión, a los organismos constitucionales autónomos, a sus adversarios políticos o a todo aquel que se atreva a contradecirlo y por lo tanto se deduzca que está en contra de su proyecto de Nación.
La auto denominada cuarta transformación, es un lema que permite poner énfasis en un antes y un después, pero el antes muchas veces es ignorado si no conviene y el después se reescribe de acuerdo a los intereses del titular del ejecutivo federal, pero mas allá del pasado y el presente debemos tener en cuenta que México no está en condiciones de vivir anclado en el pasado y mucho menos enfrentado y dividido, por un lado los chairos y por el otro los fifis, denominaciones creadas por el actual mandatario para polarizar y enfrentar a la sociedad mexicana, los buenos por lado y los malos por el otro, los excluidos y los que se han beneficiado del poder.
Así entonces, llegado el hombre que todo cambiaría, hoy, el fanatismo y la idea de que por los muchos años de que este país ha sido saqueado por unos cuantos, es tiempo de que las cosas cambien, aunque para ser realistas los cambios prometidos no se vean, por un lado la corrupción no se ha erradicado, por el contrario solamente cambió de nombre, hoy son los Pios las Felipas, los Bartletts y otros allegados al gobernante en turno, ellos son los que se han beneficiado de la alternancia política del año 2018; las instituciones creadas por el Estado siguen siendo el trampolín, para que los allegados a la clase política continúen beneficiándose del erario a costa de la sociedad mexicana.
Hoy estamos atravesando un proceso electoral que sin duda alguna representará un examen a nuestra democracia y a nuestra vocación cívica, ¿estaremos preparados para enfrentar una elección tan polarizada? En la que unos defienden causas que son respaldadas desde las mas altas esferas del poder, como por ejemplo, en Guerrero con caso Macedonio, otorgándole la candidatura de un presunto violador; o en Nuevo León con Clara Luz, una candidata que miente y que ha quedado exhibida públicamente por sus mentiras; o en el caso de Tlaxcala con Lorena, una candidata que con el supuesto altruismo ha lucrado con la necesidad y los problemas de salud de las personas.
Bien se ha dicho que los actuales detentadores del poder no son iguales a los anteriores, éstos son peores, ya que no solo roban, mienten y traicionan al pueblo que les dio la confianza para que cambiaran la forma de gobernar y de enfrentar los problemas públicos, para que hubiera justicia social para todos, para que los responsables de haber cometido actos de corrupción pagaran por sus actos, sin embargo todo lo anterior solamente fueron los argumentos para convencer de que realmente habría un cambio de régimen y que nunca mas habría un México tan injusto, pero todo fue mentira, todo fue un engaño para hacer creer que todo lo que se reclamaba desde la oposición se cambiaría al momento de ser gobierno, pero la realidad es que los actuales gobernantes eran excelentes como oposición, pero pésimos en el gobierno.
Aun es tiempo de rectificar el error cometido en el año 2018, primero, debemos cumplir con nuestra obligación constitucional de votar, se espera que para la elección del 6 de junio de este año, existía una participación de cerca del 60% del padrón electoral de ciudadanos que contamos con credencial de elector, es decir de 93,774,799 se espera que votemos 56,264,879; la popularidad del inquilino del palacio ya no es la misma que tenia en el 2018, por lo que la tarea es aumentar el porcentaje de participación y que los que no estamos de acuerdo en la forma de gobernar del actual ejecutivo federal lo manifestemos a través de la mejor herramienta que tenemos y que es a través del voto, así podremos decir mañana que hicimos lo correcto para corregir el desastre y el mal gobierno que tenemos y que está llevando a México al abismo de los males, de no hacerlo entonces no nos quejemos y seamos observadores de la debacle a la que nos estamos acercando, ya que un Estado sin división de poderes es dictadura y pareciera que a eso nos estamos perfilando.
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