Desde distintos espacios del poder público se ha venido manejando la idea de que los partidos políticos opositores al partido en el gobierno son los responsables de todos los males que hoy nos aquejan como sociedad, la idea no es errónea, ya que, si hacemos una revisión de los últimos gobiernos en nuestro país encontraremos suficientes elementos y evidencias que nos permitirán tener certeza de que los niveles de corrupción e impunidad son una constante.
Sin embargo la corrupción no es un problema solo del pasado, ya que si hacemos un ejercicio de revisión del actual gobierno federal encontraremos diversos y variados ejemplos, de que la corrupción en nuestro país no se ha terminado, el problema es complejo ya que las redes que se configuran para realizar actos de corrupción a gran escala en donde intervienen altos funcionarios que distorsionan las políticas y/o funciones del Estado aun no se erradican en esta 4T, los ejemplos que podemos citar del actual gobierno son amplios, el más conocido es el del hermano del presidente que grabado en video recibe bolsas llenas de dinero, otro caso es el denunciado por el extitular del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que en su carta de renuncia denuncia actos de corrupción cometidos en el propio Instituto, otro caso son los contratos millonarios otorgados a la prima incomoda del presidente López, existen muchos casos que seguramente usted apreciado lector conoce.
Se preguntarán apreciados lectores, a qué viene lo escrito en los dos párrafos anteriores con el título de la columna, la relación es estrecha ya que la corrupción en nuestro país no se ha terminado, ésta no es un problema de partidos o de gobiernos, es un problema de la conducta personal de servidores públicos que abusan del poder para beneficio propio, los corruptos los hay en todos los partidos y en todos los gobiernos, el problema mayor es querer tapar el problema con discursos mañaneros y culpar en todo momento a los demás y no reconocer lo que ocurre en la cara del titular de la administración pública federal.
A más de dos años de haber iniciado la administración del gobierno encabezado por el inquilino del Palacio Nacional, administración que tuvo la mala suerte de que se le presentaran problemas fuera de su ámbito de control, como la pandemia y como consecuencia la crisis sanitaria por la covid19; sin embargo a pesar del mal manejo de la crisis de salud y de las crisis que ésta trajo consigo, pareciera que los niveles de aceptación del presidente López no están muy afectados, sin embargo la mejor encuesta es la que se dará en el proceso electoral del año 2021.
En varios Estados se están configurando coaliciones para enfrentar la partido en el gobierno federal, un caso especial y digno de atención, es el Estado de Tlaxcala, en donde ya se dieron los primeros pasos para la configuración de una Mega Alianza denominada “Unidos por Tlaxcala” integrada por cinco partidos políticos (tres nacionales PAN, PRI, PRD y dos locales PAC, PS) hay quienes desestiman esta alianza, sin embargo minimizan los efectos políticos y electorales que traerá consigo la suma de las estructuras, de las militancias y simpatizantes de los cinco partidos aliados, aunado a la confianza ciudadana que transmitirá la Alianza al contrastar los gobiernos Morenistas que han dado malos resultados, ejemplos como el gobierno federal, el gobierno de Morelos, el gobierno de Veracruz y no vayamos tan lejos el caso del gobierno de Puebla.
Ya existe la Mega Alianza, el PAN y el PRI ya tiene candidatas (Minerva Hernández Ramos y Anabell Ávalos Zempoalteca), ahora lo que sigue es que los cinco partidos -pero principalmente el PAN y el PRI- se pongan de acuerdo para elegir a la persona que garantice posibilidades de triunfo, que garantice además tener una trayectoria impecable en el ejercicio público, ya que la persona que encabece la Mega Alianza debe estar blindada de actos de corrupción para generar la confianza necesaria.
La contienda electoral se perfila sumamente interesante, sabemos todos de antemano que todas las elecciones son diferentes y la que viviremos en el año 2021 será una elección compleja por la polarización social y por los problemas que estamos atravesando como sociedad y como país, las carretadas de dinero para intentar persuadir al electorado sabemos de donde vendrán, sin embargo la ciudadanía cuenta con un grado de madurez que incluso ha superado a los políticos y manejan la máxima a mi que me den lo que quieran, al fin que yo sé por quién voy a votar.
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