Sin duda que una de las mejores noticias que ha dado el actual gobierno ha sido el anuncio de que en la capital del estado, se abre un Campus del Instituto Politécnico Nacional, institución educativa que no será a distancia, ya que será presencial, por lo que albergará a un promedio de 3500 alumnos, en 58 aulas, dos laboratorios ligeros, dos laboratorios pesados, una biblioteca, una área de gobierno y una cafetería, sin duda toda una infraestructura que permitirá que Tlaxcala, tenga otra opción más en Educación Superior, el anuncio permitirá que nuestro estado no sólo tenga un mayor desarrollo económico, sino que será un escaparate para las inversiones, que generaran la llegada de nuevas empresas que crearan muchos empleos, en un momento tan difícil que vivimos por la pandemia del coronavirus.
El anuncio sin duda es un gran logro del gobierno de Marco Mena, quien en cuatro años se había visto un tanto gris en su gestión gubernamental, ya que sólo sus tres obras, que hasta el momento ha realizado eran siempre parte de su discurso, pero la noticia de traer un campus del IPN, tiene otra magnitud, ya que no sólo es abrir otra institución educativa, sino es fundar un santuario del saber, donde miles de jóvenes podrán desarrollarse y prepararse por medio del proceso enseñanza-aprendizaje, esta nueva alternativa permitirá que miles de jóvenes que cada año quedan fuera de las instituciones de nivel superior, puedan continuar sus estudios, pues para nadie es desconocido que muchos jóvenes dejan de estudiar, porque su vocación no se apega a las carreras existentes en Tlaxcala, otros por situaciones económica dejan la escuela o simplemente porque no hay lugar en las universidades existentes, situaciones que dan origen a que cientos de jóvenes trunquen sus estudios, con el peligro de caer en los vicios o en el crimen organizado.
La llegada de esta institución superior a nuestro estado y que se ubique en lo que era un “elefante blanco” llamado “Plaza Bicentenario”, es doble mente reconocible, ya que este edificio que fue creado hace una década por un capricho o por hacer un gran negocio, simplemente quedó como un símbolo a la ambición del gobernador en turno y de la soberbia del gobernador de las grecas, quien no lo terminó y lo destino al olvido.
Quienes conocimos la historia de la mal llamada “Plaza Bicentenario”, recordamos con tristeza que en ese lugar se ubicaban dos instituciones simbólicas para los tlaxcaltecas, la Escuela Primaria “Manuel Lardizabal” y las oficinas de la Secretaria de Salud, dos edificios que desaparecieron, pese a las protestas de padres de familia , de alumnos y de trabajadores del sector salud, quienes fueron ignorados por un gobernador que poco le intereso la educación y la salud de los tlaxcaltecas, quizás porque su origen no es la tierra de Xicohténcatl, pero dicen que tarde, pero hay justicia, y hoy con el anuncio de un campus del IPN, Tlaxcala capital, recobra una nueva institución educativa donde se formará el presente y el futuro de este gran estado, hay que reconocer cuando un gobernante hace buenas gestiones, y el gobernador con esta gran gestión, seguramente pasará a la historia como un gobernador comprometido con la educación de los tlaxcaltecas.
Ahora, ya nada más falta cristalizar el anuncio y que el IPN y el gobierno del estado, trabajen coordinadamente para que en febrero se vuelva una realidad la creación de varias ingenierías, y ojalá esta iniciativa sirva para que la Secretaria de Cultura, ya no sea un elefante blanco, un edificio solo y abandonado, el cual hace décadas albergo a la primera institución de educación media superior, el Instituto de Estudios Superiores IESE, institución donde surgieron los primeros profesionistas tlaxcaltecas, de ahí, que por su historia no puede ser un edificio abandonado y si no va a funcionar la Secretaria de Cultura, que se regrese el edificio, para que la niñez y juventud reciban clases de música y danza.
La llegada de una nueva institución de nivel superior, sin duda va a crear una competencia sana, entre las diferentes universidades, y el IPN, principalmente en el nivel académico y directivo, ya que no hay que olvidar que en el caso de las universidades que controla el estado los Rectores más que por preparación, son nombrados por compromisos políticos y la UAT, no canta mal las rancheras, donde rectores y directivos son nombrados por una familia, de ahí el acierto de que el IPN, llegue a Tlaxcala.