Es la seguridad, estúpido

José Gerardo Meneses Carrizosa

La frase no busca ser ofensiva ni muchos menos peyorativa, tampoco es una alusión personal.

“Es la seguridad, estúpido”, es un enunciado con una fuerte carga semántica, y de acuerdo a su origen, es utilizada normalmente para destacar diversos aspectos trascendentales de la vida pública y busca hacer entender a los políticos la importancia de una idea esencial en la administración gubernamental.

En el caso de Tlaxcala, dado los hechos delictivos presentados en los últimos días, bien valdría la pena recordarles a los responsables de la seguridad en el estado, al Secretario de Gobierno José Aarón Pérez Carro, al Procurador de Justicia José Antonio Aquiahuatl Sánchez y al Comisionado Estatal de Seguridad Pública Eduardo Valiente Hernández la importancia de poner énfasis en este tema, en el de la seguridad.

La frase originalmente rezaba The economy, stupid y se acuñó durante la campaña política de Bill Clinton, quien en 1992 enfrentaba a George Bush padre.

Pero dada la importancia alcanzada en la contienda por la presidencia de los Estados Unidos, de la cual por cierto salió vencedor William «Bill» Jefferson Clinton, la oración trascendió y se quedó en los anaqueles de la historia política como: Es la economía estúpido.

Según la historia, Clinton enfrentaba a Bush, a quien los analistas lo ponían como futuro ganador por sus destacados resultados obtenidos durante su mandato; sin embargo, el estratega de la campaña de Bill consideró como necesario para ganar, enfocarse en temas básicos para los ciudadanos, y por esto – cuentan quienes vivieron la campaña e hicieron famosa la frase – en las oficinas del candidato del Partido Demócrata se pegó un cartel con la leyenda “The economy, stupid”.

La frase fue decisiva y se convirtió en una especie de eslogan de campaña.

Desde entonces forma parte de la cultura política internacional y, como se dijo líneas arriba, sirve para destacar temas esenciales en materia de la administración gubernamental: “son los ciudadanos, estúpido”, “es la economía, estúpido”, “es la corrupción, estúpido”, por ejemplo.

Dicho lo cual, en el caso de Tlaxcala, en estos momentos, bien sirve la anécdota histórica de esta locución para recordarles a las autoridades locales: “es la seguridad, estúpido”.

Y cómo no hacerlo si tan solo en este mes se han registrado más de 20 homicidios, comenzando por aquel fatídico fin de semana en donde se presentaron más de 10 asesinatos en tres días.

Y las oficinas de prensa emiten boletines en donde se destaca la actuación de la Procuraduría o de la Secretaría de Seguridad en la detención de bandas delincuenciales o de sujetos involucrados en actos delictuosos, la percepción ciudadana sigue siendo de una mala actuación de las autoridades en el combate de los constantes ilícitos presentados en los últimos días, sobre todo en contra de los delitos dolosos y la cantidad de muertos arrojados por estos.

A esto habría de agregarle las desafortunadas declaraciones de la triada de funcionarios (Perez Carro, Aquiahuatl Sánchez y Valiente Hernández) quienes se han empeñado en calificar los lamentables casos como hechos atípicos o, ha pesar de la crisis, han llamado a los ciudadanos a no caer en la psicosis.

Por todo esto queridos lectores, considero necesario retomar la frase y recordársela a quién corresponda: ¡Es la seguridad, estúpido!

***

Mientras tanto, en ciudad gótica, es decir Tlaxcala, surgió en los últimos días una encuesta sobre el proceso interno del PRI rumbo a la renovación de su dirigencia nacional, manufacturada por el profesional José Netzahualcoyotl Cote a través de su empresa Impulso Mercadológico, el estudio demoscópico revela el momento de la contienda previo a la inscripción formal de quienes aspiran a dirigir al Revolucionario Institucional, incluso aparece aún en las preguntas el Doctor José Narro Robles, quien la semana pasada se bajó de la competencia y además anunció la renuncia a su partido después de más de 40 años de militancia.

Sin embargo, a pesar de este defase, hay algunos puntos a destacar de este estudio, los cuales no tienen desperdicio y bien valen la pena comentar.

Primero, las preferencias entre los priistas de Tlaxcala las encabeza la exgobernadora de Yucatán Ivonne Ortega Pacheco, quien a un mes de las elecciones está muy por arriba de Alejandro Moreno, el exgobernador de Campeche, según los analistas el favorito para ganar la Presidencia de su partido.

Dos, la encuesta sirvió para saber la opinión de los militantes y simpatizantes del PRI con respecto a su presidente Roberto Lima. El resultado a nadie sorprende. El gris dirigente estatal del tricolor en Tlaxcala sale reprobado.

Tres, los militantes del partido en el poder en el estado, en una escala del uno al diez, (uno como pésimo diez como máximo), le dan poco más de un punto de aprobación a su líder.

Cuatro, a Anabell Ávalos le va muy bien, pues a pregunta expresa para saber a quién les gustaría ver como candidato a la gubernatura en el 2021, los miembros del PRI le dan a la alcaldesa de la capital una amplia votación por encima de Florentino Domínguez, Noé Rodríguez, Manuel Camacho Higareda y Anabel Alvarado.

Y un último dato sobresaliente, y no menos importante, es la calificación obtenida por la administración del gobernador Marco Antonio Mena, por cierto también reprobada.

En fin, el proceso rumbo al 2021 apenas está arrancando y seguramente en estos próximos días se moverán los números y también vendrán cambios, esperamos estos sean para bien.

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