Rosa Acosta
Su situación es agridulce, por una parte conocen a mucha gente mas no significa que todos sean amigables o educados.
Se pueden apreciar todos los días en el retrato urbano de la capital de Tlaxcala, con sus chalecos naranjas dando vueltas entre los coches estacionados en el zócalo, arreglando la cabina de cobro o tomando un pequeño descanso apoyados de las jardineras.
Padre soltero y estudiante de derecho se ve obligado a trabajar en parquímetros para cubrir las necesidades de su hijo.
Complicado es la palabra que define su trabajo al tener que lidiar con gente testaruda, necia que no escucha y sin importar cuantas veces se les explique el reglamento de parquímetros o los lineamientos nacionales, no captan y se muestran con actitudes aberrantes de no querer pagar o que ruegan por hacerse de la vista gorda.
Al no satisfacer los berrinches de los usuarios de parquímetros, deben soportar estoicamente, agresiones verbales, amenazas e intentos de agresión física.
“Más difícil que agradable es este trabajo pero como dice por ahí una frase: Ama en lo que trabajas y dejará de ser trabajo. Trato de amar lo que hago porque sé que es algo honesto, simple y sencillamente estoy cumpliendo con trabajar, levantarme temprano todos los días y traer el pan de cada de día como todas las personas”.
Parte de su labor es caminar y correr toda la jornada laboral por ejemplo, pueden encontrarse en la zona centro y recibir un llamado para resolver una situación en la esquina de la 20 de Noviembre con Guerrero, básicamente deben correr y aunque cuentan con una unidad, casi siempre está ocupada.
En dos años que lleva trabajando en parquímetros nunca fue puesta a prueba su paciencia como el viernes 26 de enero de 2019 al tener un altercado con una mujer que manifestaba ser profesora y conocer las leyes, el nivel de agresividad fue creciendo, ella alegaba que al no conocer las normas no iba a cumplirlas, estuvo casi dos horas dialogando con la autodenominada “Profesora” tratando de llegar a un acuerdo hasta el grado de amenazarlo que de su cuenta corría que lo despedirían de su trabajo, la experiencia fue desquiciante, incluso la policía de vialidad casi en estado de desesperación, tuvo que intervenir para hacerle entender que al pagar podía retirarse.
Al preguntarle sobre la paga, uno de sus compañeros con mirada burlona negó con la cabeza, el joven que trabaja en parquímetros reía.
“Si es por economía nunca será redituable el que te mienten la madre a cada rato, el que te quieran golpear, sobre todo por el miedo de ir caminando con tu familia y que alguien por quererse desquitar quieran hacerte daño y uno debe de poner el ejemplo para las futuras generaciones, yo tengo un hijo de 7 años, soy padre soltero y no me gustaría que mi hijo fuera violento como las personas que me topo en mi trabajo.
Por otra parte vale la pena porque puedo mantener a mi hijo”.
Los horarios son quincenales en turnos matutino de ocho y media de la mañana a cuatro y media de la tarde en horario vespertino de una y media de la tarde a nueve de la noche con posible extensión de tiempo –Si alguien no paga el parquímetro se le retira la placa y hay que esperar-.
“Yo les invito a informarse, el desconocimiento de toda ley norma o reglamento no te exime de la responsabilidad del cumplimiento de las mismas, todos los mexicanos estamos obligados al conocimiento de las leyes, dejen las redes sociales un rato y ya no anden de chismosos haciendo cosas malas e infórmense de nuestras leyes, normas y reglamentos, recuerden que así como tienen familia, mis compañeros y yo que trabajamos en parquímetros también tenemos familia y debemos cumplir con nuestro trabajo”.
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