Enrique Gasga Ventura
En el desarrollo de las complicadas campañas políticas que se están realizando en México, y en Tlaxcala rumbo a las elecciones del primero de julio próximo; resulta lamentable para los candidatos emanados del PRI en la entidad; el hecho de que desde que este instituto político regresó a la gubernatura de Tlaxcala en 2011 a la fecha mantenga a la entidad sin obras importantes de gran impacto social, y a pesar de esto, sus candidatos tengan que pedir el voto a cambio de absolutamente nada, pero eso sí, con un manojo de promesas vacías; y es que las últimas obras importantes fueron hechas durante el sexenio de su más claro opositor Héctor Ortiz.
En aquel 2011 en que el PRI volvió a tomar el poder del gobierno del estado con Mariano González Zarur como gobernador en aquellos momentos se mostraba por un lado soberbio en el triunfo; pero a la vez molesto seguramente por la cantidad de obras que había dejado su antecesor Héctor Ortiz calificándolas erróneamente de obras de “relumbrón”, siendo que las obras de este tipo son monumentos que ningún beneficio social dan a la sociedad; mientras que las existentes eran obras sociales de primera necesidad como hospitales, universidades y de apoyo al campo, entre otras.
El enojo de Mariano González se pudo entender conforme iba pasando su administración; esto debido a que desde su llegada al gobierno de la entidad prácticamente suspendió la creación de obras importantes de impacto social; por ello, las obras que hizo su antecesor le harían sombra todo el sexenio.
Los miles de millones de recursos que manejó en su sexenio Mariano González no se tradujeron en beneficio para los tlaxcaltecas; mientras su administración según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), no comprobó unos cantidades millonarias de recursos; tan sólo el último año de su gobierno se habló de un daño de aproximadamente 200 millones de pesos en las participaciones federales de Tlaxcala.
En la actual administración a cargo del también priista Marco Antonio Mena Rodríguez lamentablemente para la entidad ha continuado a poco más de un año de gobierno la inexistencia de obras de impacto social.
Lo más que se tiene son las promesas del gobernador de la realización de algunas obras como la rehabilitación del Hospital General de Tlaxcala y del estadio Tlahuicole; pero hasta el momento sólo está el anuncio; mientras que en lo que va de la presente administración del gobierno del estado aún no hay una sola obra importante de impacto social para la entidad.
Es así que desde 2010 Tlaxcala no cuenta con nuevos hospitales, ni universidades, ni escuelas en general, ni con más centros de salud, entre otras obras que pueden brindar apoyos directos a la población.
Pero lo que sí creó Mariano González fueron elefantes blancos de obras importantes de impacto social de su antecesor como la obra de la central de abastos que clausuró impidiendo así que se terminara, y la cual se hubiera traducido en beneficios importantes para los tlaxcaltecas, esto a pesar de que había recursos etiquetados para la conclusión de ésta y otras obras.
Lo cierto es que hoy los candidatos al senado, a las diputaciones federales y en unas semanas a las diputaciones locales por el PRI –entre ellos el junior de Zarur, Mariano González Aguirre-; prácticamente están desarmados; y en este sentido van con las bolsas vacías a pedir el voto de los electores.
Ello junto al enojo de la sociedad mexicana contra el PRI al frente de la presidencia de la República debido a la caótica situación por la que pasa todo el país; hundido en la inseguridad, el narcotráfico, los raquíticos salarios, el saqueo millonario de los recursos federales en las entidades federativas, la corrupción e impunidad y el cinismo de los gobernantes, lo que hace cada vez más difícil la presente contienda electoral para los candidatos del tricolor.
En este contexto, de acuerdo a distintos analistas políticos nacionales de perder el PRI la elección presidencial, quizá también perdería la gran mayoría de senadurías, gubernaturas y diputaciones federales lo cual incluso podría derivar en que al menos en muchos años no le quede el capital político suficiente para volver a los Pinos.
Pero en breve –luego de conocerse los resultados de las elecciones del primero de julio próximo para ser preciso-, se podrá ver con claridad el escenario que en los próximos años enfrentará este instituto político a nivel nacional y en Tlaxcala.